Un
equipo de vigilancia de meteoros por video de Nueva Zelanda registró una
sorpresiva lluvia de meteoros el 31 de diciembre de 2015, procedentes de la
constelación de Volans (el pez volador). El anuncio fue realizado por el
especialista en meteoros del SETI Peter Jenniskens,
quien declaró que a partir del hallazgo han comenzado a buscar un “cometa
potencialmente peligroso” a partir del rastro que este habría dejado en forma
de partículas de polvo que al ingresar en la atmósfera se transforman en
meteoros.
El
descubrimiento fue realizado por un equipo de vigilancia formado por 32
videocámaras con base en dos estaciones ubicadas en la isla más austral de
Nueva Zelandia y dirigidas por los astrónomos amateurs Peter Aldous e Ian
Crumpton, quienes envían los datos al SETI Institute, para que Jenniskens
calcule las trayectorias de los meteoros.
Se
registraron 21 volántidas el 31 de diciembre y 2 el 1º de enero de 2016. Si
bien habría que esperar al siguiente paso de la Tierra por el torrente de
las Volántidas para tener más datos, parece tratarse de una corriente de
meteoroides reducida. Desde la
Universidad de Stuttgart la experta Rachel Soja hizo saber
que la misma tendría una inclinación orbital muy similar a los cometas de la
llamada “Familia de Júpiter” y que la corta duración de la lluvia de meteoros
se debería a que el cometa no estaría activo actualmente.
Lo
que se me escapa personalmente es la causa de asociar una nueva lluvia de
meteoros con un cometa “potencialmente peligroso”, como lo hacen todos los
artículos periodísticos que se encuentran en la web a partir del informe del
SETI Institute.
Es
un tema que seguiremos tratando en una próxima entrada.
Crédito
de la imagen:
Desert Fireball Network/Curtin University
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