Este
domingo pasé una estupenda tarde leyendo el libro que da título a nuestra
entrada. Los entrerrianos nos sentimos muy cercanos por nuestra historia en
común a los uruguayos y el hermano oriental es un ejemplo en cuanto a
desarrollo de la astronomía-profesional y amateur. Prueben a buscar
observatorios uruguayos en Google Maps y se sorprenderán.
Este
libro fue editado en 1985 por la
Asociación de Aficionados a la Astronomía de Uruguay y
ha sido una estupenda guía para ese gran jubileo cometario que fue el paso del
Halley en 1985/1986. Realmente muy completa: una buena reseña histórica sobre
cometas pasados, los conocimientos del momento sobre la estructura de los
cometas y las expectativas por la primera misión espacial a un cometa.
Por
supuesto, tiene en gran parte un valor histórico (se nos dice que se ha
calculado a esa época la órbita de… 600 cometas), pero hay muchos datos que
siguen vigentes. Y está escrita de manera sumamente amena.
Hay
dos cosas que quisiera resaltar. La primera es la siguiente ilustración, una
fotografía del autor del cometa Bennett (pág.36: “El cometa Bennett en marzo de
1970 fue bien visible en los amaneceres montevideanos. Foto del autor”):
Muchos
jóvenes lectores quizás no sabrán a cual estructura de metal-que casi todas las
casas tenían en el techo-pertenece la sombra en el centro: una antena de
televisión. Es una fotografía espléndida.
La
segunda, estas palabras, que marcan la línea que deberíamos seguir todos los
astrónomos aficionados. Cuando tantos aficionados a la astronomía piensan que
sólo les queda hacer divulgación de lo que hacen los profesionales, no está de
más recordar las palabras del amigo (todo buen autor lo es) Gonzalo Vicino:
“No
piense el lector que las observaciones que pueda hacer son meros
entretenimientos sin importancia. El carácter de aficionado a la astronomía no
quita seriedad a quien practica este hobby, aunque no sea un profesional, es
decir, alguien que se gana la vida trabajando de astrónomo. En nuestros pobres
países empobrecidos pocas personas
pueden ostentar tales cargos y la inmensa mayoría de los astrónomos deben
ganarse la vida trabajando de otra cosa. Pero la historia de la astronomía está
llena de aficionados que hicieron importantísimos descubrimientos científicos.
En el caso de los cometas, la gran mayoría de ellos son descubiertos por
aficionados, como ya señalamos antes. Y en el caso particular del Halley, si
bien habrá sin duda una gran cobertura mundial de observadores, ya no serán
tantos cuando el cometa esté muy al sur (marzo-abril de 1986) pues en nuestro
hemisferio hay muchos menos astrónomos que en el norte. Además, en cualquier
momento puede ocurrir en el cometa algún fenómeno sorpresivo y nunca se sabe
cuantos astrónomos, profesionales o aficionados, pueden ser testigos de ese
hecho; bien puede ocurrir que por condiciones meteorológicas adversas o por
otras circunstancias, alguien sea el único observador en ese momento en todo el
mundo, un testigo de excepción”.
Hay
algo que me intriga en mi ejemplar: la incisión en forma de cometa-de
representación antigua de cometa: estrella más cola. ¿Fue realizada por el
anterior dueño como una especie de intervención artística, al precio de
recortar parte del hermoso desplegable con la carta de la trayectoria del
Halley? La incisión se va haciendo más chica y en casi todo el libro es
simplemente un agujero redondo, típica marca dejada por un gusano comiendo el
papel, lo que parece más plausible. En ese caso, lo más plausible es una
verdadera sincronía junguiana: un gusano dejando una marca con forma de cometa
en un libro sobre un cometa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario