sábado, 9 de abril de 2016

Obtienen los ingredientes básicos para la vida en un cometa artificial fabricado en laboratorio.

Fuente:
Teresa Guerrero/Diario El Mundo.
Crean ribosa y otras moléculas de azúcar consideradas 'bloques' que originaron la vida en el Sistema Sola
Seis días (142 horas exactamente) tardó un equipo de científicos franceses en reproducir en su laboratorio un cometa. Y en este experimento obtuvieron por primera vez de forma artificial ribosa y otros azúcares que figuran entre los componentes que se consideran los bloques a partir de los cuales surgió la vida en nuestro sistema solar.
Según explican esta semana en la revista Science, el ácido desoxirribonucleico (ADN) y el ácido ribonucleico (ARN o RNA) son las mayores macromoléculas esenciales para todas las formas de vida que se conocen, pero son los azúcares como la ribosa las que definen la arquitectura del ADN y del ARN. Sin embargo, se desconoce todavía cuál es el origen de la ribosa, un azúcar que además no se genera fácilmente.
Los astrofísicos creen que los objetos celestes como asteroides y cometas se formaron en la nebulosa solar a partir de la agregación de granos de polvo helado que fueron chocando y uniéndose. Aunque los científicos creen que la ribosa está en el hielo de los cometas, su presencia nunca ha podido ser demostrada. Así que el equipo del Instituto de Niza (CNRS/Universidad de Niza Sophia Antipolis) liderado por Cornelia Meinert, simuló en su laboratorio unas condiciones similares a las que debió haber durante las últimas etapas de formación del Sistema Solar.
"Hasta ahora, la ribosa no ha sido detectada fuera de la Tierra. Solamente se ha identificado glicolaldehído en gas y polvo cerca del centro de la Vía Láctea, en una región de formación de estrellas situada a 26.000 años luz de la Tierra, y alrededor de un sistema binario protoestelar, a 400 años luz", explica a EL MUNDO Cornelia Meinert, autora principal del estudio.
La fórmula para fabricar un cometa
"Recreamos los hielos cometarios condensando agua, metanol y amoníaco en una cámara especial sometida al vacío y a temperaturas criogénicas (-192º C). Las moléculas se pegan a una ventana de fluoruro de magnesio. Después, los hielos cometarios se calientan a temperatura ambiente. Durante ese proceso, se pierden las moléculas volátiles y permanece una delgada película de material refractario. Es como una película muy delgada, difícil de ver a simple vista. Por eso simulamos sólo el hielo cometario y no los granos de polvo", relata Meinert. "Recreamos en el laboratorio 100 microgramos de residuos de hielo de un cometa artificial a temperatura ambiente".
La ribosa, al igual que otras moléculas relacionadas como la arabinosa, la lixosa y la xilosa fueron detectadas en esos hielos cometarios artificiales.
Los resultados de este experimento, señalan sus autores, respaldan laidentificación de moléculas orgánicas en las muestras que el robot Philae de la misión europea Rosetta tomó del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
De hecho, este trabajo ha tenido su origen en esta nave de la Agencia Espacial Europea (ESA), que fue lanzada al espacio en 2004 y en 2014 entró en órbita del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko : "Comenzamos a hacer estos experimentos en 1997, en el contexto de la misión Rosetta para probar nuestro instrumento COSAC GC-MS, que iba a bordo del aterrizador Philae".
Los resultados obtenidos con el cometa artificial no han llegado de un día para otro: "Repetimos estos experimentos para simular el hielo cientos de veces. Pero tanto nosotros como investigadores de la NASA, de España y de Holanda no detectamos ribosa. Ahora hemos aplicado una nueva técnica (multidimensional gas chromatography, en inglés), que permite separar e identificar numerosas moléculas de azúcar", detalla Meinert.
La investigadora cree que el cometa 67P contiene ribosa, pero no pudieron demostrarlo debido a que el robot Philae no aterrizó en el lugar elegido inicialmente y no pudieron obtener muestras suficientes del taladro. El instrumento COSAC que iba en Philae, detectó 16 moléculas orgánicas en el núcleo de 67P/Churyumov-Gerasimenko tras el aterrizaje en el cometa realizado en noviembre de 2014.
"COSAC no detectó aminoácidos o moléculas de azúcar porque utilizamos el instrumento en un modo que no puede detectar moléculas que no sean volátiles. Después, intentamos emplear toda la capacidades del instrumento (que sí tiene la sensibilidad suficiente para detectar aminoácidos y moléculas de azúcar), pero no obtuvimos muestras de hielo suficientes", explica.
En su opinión, el hecho de que hayan podido demostrar la presencia de la ribosa en el hielo cometario fabricado en su laboratorio respalda la teoría de que este azúcar está presente en los cometas: "Nuestros análogos de hielo interestelar son muy prístinos. Contienen diversas moléculas orgánicas y asumimos que esas moléculas son originales, prístinas e inalteradas. Los meteoritos y asteroides también contienen moléculas orgánicas, pero están alteradas debido al paso del tiempo y a los procesos radiactivos o termales, así que no esperamos ver moléculas orgánicas idénticas en nuestros hielos interestelares. Sin embargo, asumimos que las moléculas orgánicas de los asteroides y las de los hielos simulados en el laboratorio tienen un origen similar", afirma.

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