Cuenta
Carl Sagan en su libro “Cosmos” respecto al cometa al que nos referimos en la
entrada anterior:
“En
1957 yo trabajaba de licenciado en el Observatorio Yerkes de la Universidad de
Chicago. Estaba solo en el observatorio a altas horas de la noche cuando oí
sonar insistentemente el teléfono. Al contestar, una voz que delataba un
avanzado estado de ebriedad dijo: “Quiero hablar con un astrónomo” “Puedo
ayudarle en algo” “Sí, verá, estamos en el jardín con esta fiesta, aquí en
Wilmette, y hay algo en el cielo. Pero lo bueno es que si lo miras directamente
desaparece. Y si no lo miras está ahí”. La parte más sensible de la retina no
está en el centro del campo de visión. Las estrellas débiles y otros objetos
pueden verse desviando la vista ligeramente. Yo sabía que en el cielo y apenas
visible en aquel momento había un cometa recién descubierto llamado
Arend-Roland. Le dije por tanto que lo que estaba viendo era probablemente un
cometa. Hubo un largo silencio seguido de la pregunta “¿Y eso qué es?” “Un
cometa-respondí-es una bola de nieve de una milla de ancho”. Después de un
largo silencio el borracho solicitó: “Quiero hablar con un astrónomo de
verdad”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario