viernes, 30 de octubre de 2015

EL COMETA HALLEY DURANTE EL REINADO DE JUSTINIANO. “HISTORIA DE LA DECLINACIÓN Y CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO” DE EDWARD GIBBON.



Leer los tomos de “Historia de la declinación y caída del imperio romano” de Edward Gibbon es una experiencia que los aficionados a la historia romana no olvidamos. Concluye su capítulo 43 con los desastres que asolaron el reinado del más grande emperador del imperio romano de Oriente y en ellos hay una sabrosa digresión sobre los cometas, ya desde la perspectiva post-newtoniana del siglo XVIII, a partir de los regresos cada 575 años del Gran Cometa de 1680, uno de los más espectaculares de la historia. También es interesante notar que ese error de cálculo de órbita del cometa de 1680 (cuya órbita en realidad es de 15.000 años) se debe nada más y nada menos que al mismísimo Halley. El cálculo de la órbita del cometa que lleva su nombre fue su segundo cálculo, el primero fue el del Gran Cometa de 1680, cálculo erróneo. A la segunda, acertó.
Con la base del cálculo de Halley de los 575 años para el cometa de 1680, Gibbon confundió dicho cometa con el de 1682, que es el 1P/Halley. Ese es el primer cometa mencionado en el texto a continuación en el año 531.

“Voy a concluir este capítulo con el cometa, los terremotos y la peste que asombraron y estremecieron el siglo de Justiniano. Al quinto año de su reinado en el mes de septiembre, se estuvo viendo por veinte días un cometa hacia la parte de Occidente, flechando sus destellos hacia el Norte. Ocho años después (531-539 d.C.) hallándose el sol en Capricornio, se apareció otro cometa encaminándose hacia Sagitario; iba creciendo y abultando más y más su extensión, con su frente a levante y la cola al ocaso, permaneciendo visible más de cuarenta días. Contemplábanlos con asombro las naciones aguardando guerras y desdichas con su ponzoñoso influjo, y se cumplieron colmadamente sus anuncios. Disimulaban los astrónomos su total ignorancia acerca de aquellos astros centelleantes, que aparentaban conceptuar como meteoros volanderos de la atmósfera, y eran poquísimos los que se atenían a la opinión de Séneca y los caldeos, reputándolos únicamente como planetas de mayor período y movimientos más extensivos. El tiempo y la ciencia han ido revalidando las conjeturas y predicciones del sabio romano; el telescopio ha desentoldado nuevos mundos a la vista de los astrónomos, y en el reducido plazo de la historia y la fábula se ha deslindado ya que un cometa idéntico ha venido a visitar la Tierra en siete giros iguales de quinientos setenta y cinco años. El primero, que se remonta a mil setecientos sesenta y siete años tras la era cristiana, es contemporáneo de Ogiges, el padre de la Antigüedad griega. Aquella aparición concuerda con la voz que ha conservado Varrón, de que en su reinado el planeta Venus varió de matiz, tamaño, figura, y carrera; portento sin ejemplar en las edades antepasadas y posteriores. La visita segunda en el año mil ciento noventa y tres, se viene enmarañadamente a rastrear por la fábula de Electra y las siete Pléyades, que han quedado en seis desde la guerra de Troya. Aquella ninfa, esposa de Dárdano, jamás pudo avenirse al exterminio de su patria; se soslayó a las danzas de sus hermanas, lucientes, huyó del zodíaco al polo, y le cupo en su desgreñada cabellera el nombre de cometa. Fenece el tercer período en el año seiscientos dieciocho, fecha que cabalmente concuerda con el cometa pavoroso de la Sibila, y quizás de Plinio, que asomó a Occidente dos generaciones antes del reinado de Ciro. La cuarta venida, cuarenta y cuatro años antes del nacimiento de Cristo, es la más descollante y esplendorosa. Tras la muerte de César, un astro cabelludo y centelleante embargó a Roma y a las naciones mientras estaba el joven Octavio ostentando los juegos en obsequio de Venus, y de su tío. La religiosidad del estadista fomentó y consagró la opinión vulgar de que se llevaba por el cielo el alma del dictador, al paso que su entrañable superstición refería el cometa a la gloria de su propio reinado. Ya se colocó la quinta visita en el año quinto de Justiniano, que corresponde al quinientos treinta y uno de la era cristiana; y es del caso recordar que en ambos trances el cometa llevó el acompañamiento de una palidez peregrina en el sol, con más o menos inmediación. Las crónicas de Europa y de la China mencionan su sexta venida en el año mil ciento seis; y en el sumo acaloramiento de las Cruzadas; cristianos y mahometanos eran árbitros de soñar con igual fundamento que estaba anunciando el exterminio de los infieles. El séptimo fenómeno, de mil seiscientos ochenta, asomó en un siglo ilustrado; la filosofía de Bayle aventó una vulgaridad que la musa de Milton acababa de engalanar: “que el cometa sacude guerras y pestes de su cabellera desgreñada”. Flamstead y Cassini estuvieron deslindando su carrera por los espacios con extremada maestría, y la ciencia matemática de Bernoulli, Newton y Halley desentrañaron las leyes de sus giros. Quizás los astrónomos de alguna capital venidera de Siberia o de los páramos de América comprobarán sus cálculos en el octavo período del año dos mil trescientos cincuenta y cinco”.

martes, 27 de octubre de 2015

RELACIÓN ENTRE IMPACTOS COMETARIOS Y EXTINCIONES MASIVAS

Gracias a la excelente sección de noticias de la Sección Cometas de la LIADA nos enteramos de un estudio que se suma a la hipótesis de las extinciones masivas cíclicas (cada 260 millones de años) producidas por el paso del Sistema Solar por el plano central de nuestra galaxia.


Ilustración de artista de un catastrófico impacto de asteroide contra la Tierra. Crédito: Don Davis, NASA.
Las extinciones en masa que se han producido durante los últimos 260 millones de años fueron probablemente provocadas por lluvias de cometas y asteroides, según concluyen los científicos en un nuevo estudio ahora publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
Durante más de 30 años los científicos han estado discutiendo controvertidas hipótesis que relacionaban las extinciones en masa periódicas y los cráteres de impacto (causados por lluvias de cometas y asteroides) en la Tierra. En el nuevo estudio los investigadores aportan nuevas pruebas que relacionan la edad de esos cráteres con repetidas extinciones en masa, incluyendo la desaparición de los dinosaurios. Más concretamente, muestran un patrón cíclico que abarca el periodo estudiado, en el que tanto los impactos como las extinciones tienen lugar cada 26 millones de años.
Este ciclo ha sido relacionado con el movimiento periódico del Sol y los planetas a través del denso plano medio de nuestra galaxia. Los científicos han teorizado que las perturbaciones gravitatorias sobre la lejana nube de cometas Oort que rodea al Sol producen lluvias periódicas de cometas hacia el Sistema Solar interior, durante las cuales algunos cometas chocan contra la Tierra.
“La correlación entre la formación de estos impactos y extinciones durante los últimos 260 millones de años es impresionante y sugiere una relación de causa-efecto”, afirma Michael Rampino, de New York University. Más concretamente Rampino y Ken Caldeira encontraron que seis extinciones en masa durante el periodo estudiado coinciden con épocas de mayor producción de cráteres de impacto en la Tierra. Uno de los cráteres considerados en el estudio es el gran impacto de Chicxulub en Yucatán, que data de hace 65 millones de años, la época de la gran extinción en masa que incluyó a los dinosaurios. Además, cinco de los seis mayores cráteres de impacto de los últimos 260 millones de años en la Tierra están correlacionados con extinciones en masa.
Fuente:

sábado, 24 de octubre de 2015

¿HABITAREMOS LOS COMETAS? (PARTE 2)

A partir de la página 355 de “El Cometa” Carl  Sagan y Ann Druyan nos invitan a soñar con civilizaciones liliputenses evolucinando en cometas:

Es una ley de la biología y también de las relaciones humanas que el aislamiento fomenta la diversidad. Imaginemos una época en el futuro lejano con millones de cometas habitados, cada uno de los cuales albergará no más de unos centenares de personas. Dentro de la Nube de Oort, un mensaje de radio necesitará un día o más para llegar de un cometa colonizado a otro. Quizás esto mantendrá cierta homogeneidad cultural entre esa multitud de mundos, pero la falta de visitas frecuentes permitirá una lenta divergencia de las normas culturales y de comportamiento y una enorme diversificación de opiniones sociales, políticas, económicas, religiosas y de otro tipo. Esta evolución podría tener grandes beneficios para la especie humana; sin embargo, es difícil imaginar las ventajas que podría reportar a los Estados de la Tierra por separado, las únicas organizaciones actuales con suficiente dinero para pagar la factura; y los Estados nacionales han preferido históricamente anteponer sus beneficios propios de corto plazo al bienestar de la especie. Por este, y otros motivos, la época en que la mayoría de los miembros de la especie humana se ha dispersado por los cometas queda todavía muy lejos. Pero, a corto plazo, y si la tecnología espacial continúa desarrollándose, iremos a donde haya superficie, agua y materias orgánicas, es decir, a los cometas.
Si en el futuro lejano acabamos poblando no solo los pequeños mundos vecinos, sin también los cometas de la misma Nube de Oort, habremos llegado, mediante una serie de pequeños pasos, a medio camino de la estrella más próxima. Existe una progresión natural que lleva desde allí al resto de la galaxia. La colonización de la galaxia se producirá de modo natural si poblamos la Nube de Oort. Los cometas individuales están ligados de modo tan flojo a la Nube que las perturbaciones gravitatorias casuales debidas al paso de otras estrellas los liberan en cantidades enormes. Los cometas se independizan del Sol y trazan luego lentas piruetas a través del espacio interestelar por sus propios medios. En el futuro lejano, cometas desprendidos de la Nube de Oort se liberarán de las cadenas de la gravedad solar y empezarán a sembrar la humanidad por lo menos en las partes más próximas de la galaxia.
Aunque no se lleve a cabo una colonización de los cometas, algún día nos dispondremos a explorar los espacios transplutonianos y entonces será lógico aprovisionarnos de carburante en los cometas. En tal caso, los cometas continuarán siendo nuestros peldaños hacia las estrellas. Quizás ellos mismos acaben convertidos en naves espaciales destinadas a otros sistemas estelares, que tardarán miles de generaciones o más para acercarse a una nueva estrella y despertar el dormido bosque cometario a la luz solar tanto tiempo olvidada.


Núcleos cometarios situados en las proximidades de Saturno sostendrán dentro de unos cuantos siglos el crecimiento de inmensas formas arbóreas producto de la ingeniería genética. Pintura de Jon Lomberg.
Sobre los “árboles de Dyson”:

lunes, 19 de octubre de 2015

¿HABITAREMOS LOS COMETAS?

Del estupendo libro de Carl Sagan y Ann Druyan “El Cometa” (Editorial Planeta, Barcelona, 1985, traducción de M. Muntaner y M. Moya, págs.350 y siguientes) extraemos esta estupenda anticipación científica sobre la posibilidad de habitar los cometas. Una de las virtudes del viejo Carl es que no temía dejar volar la imaginación a partir de los datos científicos, lo que hacía a sus libros tan inspiradores. La mayoría de los modernos divulgadores tiene un miedo irracional a caer en la “ciencia ficción”.

Si hay cien billones de núcleos cometarios en la Nube de Oort, sumando su región exterior y su región interior, la superficie total de los cometas equivale a centenares de millones de planetas del tamaño de la Tierra. La perspectiva de cien millones de Tierras aparcadas convenientemente en el patio trasero de casa es bastante emocionante.
Los cometas se desplazan tan lentamente que sería posible alcanzarlos incluso con tecnología actual. Un cometa necesita un millón de años o más para llegar hasta nosotros desde la región exterior de la Nube de Oort; la nave espacial Voyager atravesará la misma distancia en diez mil años, y las futuras tecnologías de probable desarrollo rebajarán el tiempo de desplazamiento a una duración inferior a la de la vida humana. Si queremos plantear dónde han de vivir los hombres en el futuro lejano, los cometas ofrecen con mucho la gama más amplia de posibilidades. Unos cuantos kilómetros cuadrados no pueden acomodar a muchas personas, por tanto, debemos imaginar un gran número de pequeños mundos, cada uno de ellos poco poblado. Pero ¿en qué sentido puede considerarse habitable un cometa?
Desde luego, todas las necesidades moleculares de la vida pueden satisfacerse en los cometas. Los hombres, como la mayor parte de las formas vivas de la Tierra, están compuestos  principalmente de agua y, aparte quizás de unas cuantas lunas del sistema solar exterior, no se sabe que haya mundos más ricos en agua que los cometas. Éstos también contienen grandes cantidades de moléculas orgánicas, útiles para la ingeniería agrícola u biológica y roca y metales en cantidad probablemente suficiente para las aplicaciones prácticas. Las grandes cantidades de agua indican también que podría extraerse fácilmente oxígeno para la respiración y los cohetes del tipo Centaur que trabajan con hidrógeno y oxígeno líquidos podrían reabastecerse fácilmente en una superficie cometaria. En cada uno de estos aspectos, los cometas constituyen bases y hábitats mucho más acogedores que, por ejemplo, los asteroides, rocosos y metálicos.
Pero la vida en la Tierra, casi toda la vida, se mantiene gracias a la energía solar. Las plantas cosechan la luz solar y los animales cosechan las plantas. El sistema solar interior está inundado de luz solar, pero está vacío de agua, a excepción de la Tierra y de Marte. En cambio, el sistema solar exterior es rico en agua (helada), pero pobre en luz solar. El mediodía ecuatorial en un mundo sin nubes del sistema de Saturno no brilla más que el crepúsculo de la Tierra. El agua está donde falta la luz, y viceversa: un hecho que subrayó hace muchos años el escritor científico norteamericano Isaac Asimov.
Gracias a la moderna tecnología podemos imaginarnos interviniendo para restablecer el equilibrio que el sistema solar descuidó. Podríamos empujar o halar los cometas (y las rocas de hielo de los anillos de Saturno) hacia el sistema solar interior, donde extraeríamos directamente el hielo de la superficie o, en el caso de cometas cercanos extinguidos, perforaríamos el depósito de revestimiento para alcanzar el núcleo helado subyacente. Disociaríamos luego el agua para fabricar carburante y oxidante de cohete, y para proporcionar oxígeno a los puestos avanzados del hombre en el espacio y en otros planetas terrestres. Los cometas pueden proporcionarnos tanta agua que incluso podríamos suministrarla a regiones escogidas de mundos resecos, lo que nos permitiría trasplantar la vida a entornos hasta entonces desolados. La materia orgánica de un cometa muerto o de un asteroide carbonáceo finamente pulverizada podría utilizarse también como un medio de crecimiento para los seres vivos y para moderar el clima infernal de Venus mediante el mismo mecanismo propuesto para explicar la extinción de los dinosaurios y el posible invierno nuclear. Los cometas extinguidos de núcleo helado quizás estén a las puertas de casa y puedan ser un factor crítico en la utilización humana del espacio durante el próximo o los próximos dos siglos.
Los elementos biológicos esenciales que no suministran los cometas, por lo menos directamente, son el calor y la energía. Los cometas sólo reciben estos elementos cuando se acercan al Sol. Podemos imaginar fácilmente vastos conjuntos de paneles solares desplegados sobre los cometas o a su alrededor, suponiendo que estuvieran bastante cerca del Sol, lo que probablemente incluiría hasta la órbita de Saturno. A distancias superiores podemos imaginar grandes reactores nucleares dando energía a las bases cometarias. Si los reactores de fusión-alimentados por la misma agua-estuvieran disponible a mediados del siglo próximo, como predicen algunos especialistas, constituirían una fuente de energía ideal para las bases cometarias, debido a la abundancia de hielo de agua corriente y de agua pesada congelada, HDO y D2D (donde D indica deuterio, una forma de hidrógeno pesado que tiene un neutrón en su núcleo, además de un protón).


Cuando el cometa está lejos del Sol ha llegado la hora de hibernar. Júpiter aparece arriba a la izquierda con sus cuatro lunas. De “Héctor Servadac” de Jules Verne.
Pueden leer una reseña de la novela en:


martes, 13 de octubre de 2015

LOS CIELOS NO SON LOS DE ANTES…

Como alguna vez se ha dicho en este blog, los cielos no son los de antes para observar cometas. Los registros astronómicos de griegos y romanos mencionan formas cometarias que equivalen a cometas que difícilmente hayan alcanzado más de magnitud 7 y hoy tenemos dificultades para observar a simple vista cometas de magnitud 5.
Esta herramienta:
es muy recomendable. Es una mapa de todo el mundo con los distintos grados de luminosidad del cielo, realizado a partir de las fotografías que desde la Estación Espacial Internacional tomó la astronauta italiana Samantha Cristoforetti.

Da un poco de tristeza ver que nuestro Observatorio se encuentra en una zona con bastante mal cielo, lo que es especialmente perjudicial para la observación cometaria, que suele realizarse a menos de 20 grados por debajo del horizonte y donde más incide la contaminación lumínica.

sábado, 10 de octubre de 2015

UN FRAGMENTO DEL COMETA ENCKE OBSERVADO DESDE ESPAÑA

El pasado 5 de octubre y gracias a Youtube el mundo pudo observar la caída de un fragmento del cometa 2P/Encke en los cielos españoles. Se trató de un bólido perteneciente a la lluvia de meteoros llamadas Táuridas, que son restos de un gran cometa que se desintegró hace más de 20.000 años, de esa desintegración el fragmento más grande es ni más ni menos el propio 2P, próximo a apagarse. El torrente de partículas dejado por esa desintegración y que caen a la Tierra en octubre y noviembre, tiene 2 particularidades: es el más extenso de nuestro sistema solar y está formado por piedras parecidas a cantos rodados, por eso es que si bien tiene un máximo 5 por hora, esos meteoros suelen ser muy brillantes. Como el captado por la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoros española (http://www.spmn.uji.es/espanol.html ), un verdadero ejemplo de estudio de la materia interplanetaria, a quien reportamos (cuando el observador tuvo el tino de recordar ciertos datos, que se pueden consultar aquí: http://astroentrerios.com.ar/web/mirar-al-cielo-cmo-reportar-blidos-a-la-aea/ ) nuestras observaciones de bólidos (también lo hacemos a la International Meteor Organization-IMO). El astrónomo amateur debería siempre poder recordar los pocos datos que puedan llevarlo a poder reportar y así sumar un grano de arena al conocimiento de meteoros y bólidos.


martes, 6 de octubre de 2015

Fresh From the Fridge. Una misión para conseguir una muestra de núcleo cometario

Obtener una muestra de núcleo cometario que pueda ser analizada en laboratorios terrestres es el santo grial de la exploración cometaria. Destacados científicos de todo el mundo elaboraron una propuesta que se propone obtenerlo: “Fresh from the fridge” (“fresca desde el refrigerador) fue propuesta al programa “Cosmic Vision” de la Agencia Espacial Europea. La ESA lograría con esta misión completar el objetivo final de la exploración cometaria iniciada por el estudio de la Armada Halley (Vega I y II, Giotto, Sakigake, Suisei) y otros sobrevuelos cometarios (Deep Space 1), el impacto del núcleo realizado por Deep Impact, la recolección de muestras de polvo por la Stardust y finalmente el estudio en órbita (Rosetta) y en el núcleo (Philae). La misión se realizaría en conjunto entre la ESA y la agencia espacial rusa ROSCOSMOS. El lanzamiento se realizaría con una Soyuz.
La exploración cometaria excede el conocimiento de estos astros errantes, el inicio mismo del sistema solar puede ser estudiado, ya que son los objetos que han sufrido menos alteraciones. El objetivo propuesto es extraer tres muestras que en total podrían pesar 100 gramos y que las mismas lleguen a Tierra.
Analizar muestras de núcleo cometario en laboratorios terrestres permitiría un estudio más profundo de los componentes orgánicos, ya que los instrumentos con los que Rosetta puede analizarlos no permiten el estudio de las moléculas orgánicas más grandes. Hay otros aspectos importantes que superan las posibilidades de Rosetta-Philae:
1.- Si se analizan muestras en Tierra se preservan para reiterados análisis, los análisis de muestras in situ se limitan a la tecnología de la época del lanzamiento (2004 para Rosetta).
2.- Philae estaba diseñada para analizar un solo lugar en el núcleo (al final, rebotó 3 veces pero pocos datos nos llegaron), FFF visitaría varias regiones con características diversas.
3.- Se analizarían muestras mucho más grandes que las analizadas por Philae.
El lanzamiento de la nave, impulsada por energía solar, sería en abril de 2018 para llegar al cometa 79P/du Toit-Hartley a mediados de 2023. Las operaciones durarían 6 meses con 3 acercamientos y contactos de pocos segundos que permitirían obtener 3 muestras de superficie del núcleo, además de los estudios a realizarse en órbita. El regreso a la Tierra sería en 2024 y la reentrada en la atmósfera terrestre en abril de 2028.
La obtención de muestras con contactos de pocos segundos con la superficie (“touch and go”) ya fue realizada por la sonda japonesa “Hayabusa”, que en 2010 trajo a la Tierra las primeras muestras de un asteroide (el “Itokawa”). Sin embargo, se podrá aprender de sus fallas: el mecanismo de recolección falló y las muestras fueron mínimas (menos de un miligramo) y obtenidas de casualidad, ya que se introdujeron en la astronave en el momento del contacto y estaban contaminadas con partículas de la propia sonda.
Los 3 contactos con la superficie permitirían obtener muestras de 3 lugares de actividad diversa. La prioridad es lograr muestras de hielo (de ahí el nombre de la misión), bastando con que se obtengan de una profundidad de no más de 50 cms., luego de un área inactiva y finalmente de una región que haya recibido poca luz solar.
Sin dudas, una atrayente aventura para los amantes cometarios.
Quiero agradecer al amigo y miembro de la Sección Cometas de la AEA, Juan Manuel Biagi, por acercarme el documento que motivó esta entrada y que puede encontrarse en:

ROSINA DETECTA ARGÓN EN EL COMETA 67P/CHURYUMOV-GERASIMENKO

El gas noble argón ha sido detectado en la coma del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko por primera vez, gracias al espectrómetro de masas ROSINA a bordo de Rosetta. Su detección permite a los científicos comprender  los procesos que actúan durante la formación del cometa y es un elemento más para el debate acerca del papel de los cometas en el transporte de varios "ingredientes" a la Tierra.
Los nuevos resultados aparecen en  Science Advances y describen datos recogidos en los días 19, 20, 22 y 23 de octubre de 2014, cuando el cometa se encontraba a alrededor de 465 millones de kms (3.1 UA) del Sol y Rosetta estaba en una órbita de 10 kms. alrededor del mismo.
Durante el tiempo que estuvo cerca del cometa, el instrumento ROSINA fue capaz de hacer un inventario de los componentes clave de su coma, con muchos ingredientes ya reportados. La determinación de la composición química de los cometas es un paso necesario para la comprensión de su papel en la llegada del agua y otros ingredientes a los planetas interiores durante la historia temprana del Sistema Solar.
Los llamados gases nobles (helio, neón, argón, criptón, xenón, y radón) rara vez reaccionan químicamente con otros elementos para formar moléculas, generalmente permanecen en un estado atómico estable, representativo del entorno de una estrella joven en la que nacen planetas, cometas y asteroides.
Además, su abundancia y composición isotópica se pueden comparar con los valores conocidos para la Tierra y Marte, y con los del viento solar y los meteoritos, por ejemplo. La abundancia relativa de gases nobles en las atmósferas de los planetas terrestres es controlada en gran medida por la evolución temprana de los planetas, incluida la emisión de gases a través de procesos geológicos, pérdidas atmosféricas y/o la llegada por bombardeo de asteroides o cometas. Así, el estudio de los gases nobles en los cometas también puede proporcionar información sobre estos procesos.
Sin embargo, los gases nobles se pierden muy fácilmente a través de la sublimación, y así esta primera detección de argón en  el cometa 67P/CG es un descubrimiento clave. No sólo eso, sino que también es un paso importante en la determinación de si los cometas de este tipo desempeñaron un papel significativo en el inventario de gases nobles de los planetas terrestres.
Los científicos que analizan los datos del Double Focusing Mass Spectrometer (DFMS) de ROSINA  identificaron argón junto con otros gases en los espectros de la coma del cometa 67P/CG en octubre de 2014. Identificaron 36Ar y 38Ar, produciendo una relación isotópica de 36Ar / 38Ar de 5.4 ± 1.4, que es compatible con los valores del Sistema Solar; para la Tierra esta relación isotópica es de 5,3, mientras que para el viento solar es 5,5.
La abundancia relativa de argón respecto a otros gases también se investigó. Por ejemplo, la abundancia de argón en relación con el vapor de agua se determinó que era entre 0,1 x 10 ^ -5 y 2,3 x 10 ^ -5, siendo el rango de los valores medidos debido a la iluminación solar variable, lo que influye en la velocidad de la sublimación del agua en diferentes partes del núcleo del cometa.
"A pesar de que la señal de argón es muy baja en general, este inequívoca primera detección in situ de un gas noble en el cometa demuestra la impresionante sensibilidad de nuestro instrumento", dice la profesora Kathrin Altwegg, investigadora principal del instrumento ROSINA en la Universidad de Berna .
"La proporción de argón con el agua variaba en un factor de más de 20. Mientras que el argón muy volátil puede escapar bajo cualquier condición, la sublimación del agua depende fuertemente de la cantidad de luz solar que es recibida, y así con la relación argón-agua ", explica el profesor Hans Balsiger, también de la Universidad de Berna, y autor principal del artículo que informa sobre el descubrimiento.
"En contraste, la abundancia relativa de argón a nitrógeno molecular es bastante estable - explica por el hecho de que el argón y nitrógeno tienen volatilidades altas similares."
Aunque la proporción medida en el cometa de argón y agua varía bastante, todavía tiene consecuencias para responder a la pregunta de si los cometas transportaron agua a la Tierra. Esto se debe a que la proporción de argón y agua en la Tierra es sólo 6.5 x 10–8, varios órdenes de magnitud por debajo de la observada en 67P/C-G.

"El contenido relativamente alto de argón del cometa 67P/C-G comparado con el de la Tierra es un argumento en contra de la hipótesis de un origen cometario para el agua terrestre, de una manera independiente a un descubrimiento similar indicado por un resultado anterior de ROSINA sobre la proporción de deuterio e hidrógeno en 67P/C-G", comenta Hans Balsiger, director del estudio.
La detección de argón también se puede utilizar para conocer las condiciones en las que el cometa se formó.
"El argón que detectamos viene desde el interior del núcleo helado del cometa; la naturaleza de ese hielo - cómo, cuándo y dónde se formó - determina cómo captura y posteriormente libera los gases que estamos midiendo ", dice Kathrin.
Las dos formas más simples de hielo son cristalina y amorfa. Estas se forman a diferentes temperaturas y presiones, capturando y liberando gases de diferentes maneras. Argón, nitrógeno, monóxido de carbono, junto con los más pesados gases nobles criptón y xenón son particularmente útiles para distinguir entre las diversas posibilidades, ya que permanecen en el mismo estado que cuando se incorporaron primero en el cometa.
Los modelos pueden ser utilizados para predecir con qué facilidad se incorporaron gases altamente volátiles en los granos de hielo que crecieron a baja temperatura en la nebulosa protosolar. Estos modelos muestran que la alta abundancia de argón en el cometa 67P / CG y la buena correlación con el nitrógeno son a la vez coherentes con la formación del cometa en los fríos límites exteriores  del Sistema Solar.
Casi un año ha pasado desde que se recogieron los datos del argón. Ahora que el cometa ha pasado el perihelio, el punto más cercano al Sol a lo largo de su órbita, la densidad de la coma ha aumentado considerablemente, lo que implica que la búsqueda de gases aún más raros es posible.
Sin embargo, el aumento de la actividad de 67P / CG significa que Rosetta no puede volar cerca del cometa sin caer en problemas de navegación, por lo que está operando a distancias superiores a los 350 kms. del núcleo del cometa: esta semana se ha embarcado en una trayectoria que la llevará a 1500 kms. con el fin de estudiar en perspectiva amplia la coma y el entorno de plasma.

El equipo ROSINA, por tanto, está ansiosamente esperando que  Rosetta retorne para volver a distancias más cercanas mientras la actividad decrece en los próximos meses, con el fin de continuar con su investigación de los gases nobles - incluyendo la búsqueda de criptón y xenón - para añadir nuevas perspectivas sobre el papel desempeñado por los cometas en la presencia de estos ingredientes a la Tierra.


Crédito: ESA / Rosetta / NavCam - CC BY-SA 3.0 IGO