Seguimos con las imágenes hechas video de la superficie del 67P
Churyumov-Gerasimenko. Las repercusiones en las webs astronómicas han sido
increíbles, y no es para menos, es un paisaje bellísimo. Ahora, ¿a ustedes no
les parece también bastante inquietante? Parece el escenario ideal para una
buena película de terror, una de la serie de Roger Corman sobre cuentos de
Edgard Allan Poe. Por supuesto, no es la categoría de belleza que se suele
postular de las imágenes astronómicas: “serenidad” “inmensidad” o “cuan pequeño es el ser humano en el
universo”. Es una imagen de belleza sublime, en el sentido de Burke o Kant: una
belleza a la que le tememos un poco, una belleza estremecedora. La imagen más
icónica de la belleza sublime es el famoso cuadro de Caspar Friedrich del
paseante contemplando el precipicio desde la cima de una montaña.
La
fascinación por los paisajes en los que el hombre se ve abrumado por la
potencia de la naturaleza es cultural y occidente. Griegos y romanos jamás
hubieran subido una montaña por placer, ni se fascinaban ante el desierto o los
paisajes invernales, como este cuadro de Friedrich, quizás el pintor que
hubiera ideado un paisaje cometario:
O
la niebla, que finalmente invade todo, como en este cuadro de Turner:
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