La historia de
la astronomía cometaria es la más apasionante de las narraciones sobre la
ciencia como aventura. El descubrimiento de cometas fue hasta hace un par de
décadas la aventura de astrónomos amateur
en pugna por demostrar su paciencia y sus habilidades observacionales.
Hoy quedan pocos grandes descubridores y sólo ellos pueden competir con los
grandes telescopios que descubren cometas como efecto colateral de otras
investigaciones, mayormente sobre asteroides peligrosos.
Pero en el siglo XIX la aventura de descubrir
cometas era el máximo desafío de los astrónomos, obsesionados con el sistema
solar porque aún no se había determinado que muchas de esa molestas “nébulas”
que no había que confundir con los cometas, eran galaxias.
Para uno de
estos aventureros el descubrimiento de cometas le dio la posibilidad de comprar
y construir su casa, y fue el inicio de una carrera astronómica que lo sitúa
entre los astrónomos más importantes de la historia. Se trata de Edward Emerson
Barnard. Su historia es increíble.
Su infancia
estuvo marcada por la pobreza más absoluta. Para olvidarla, y la muerte de sus
padres, solía mirar los cielos nocturnos con especial detenimiento. A los 9
años comenzó a trabajar de asistente de un fotógrafo y luego consiguió un libro
de astronomía y a partir de ese momento comenzó una ascendente carrear que lo
llevaría a los observatorios de Lick y Yerkes y a enseñar astronomía en la
Universidad de Chicago. Su impresionante lista de logros astronómicos puede
consultarse en la web, pero lo que ahora nos interesa es el descubrimiento en
1881 (y con su telescopio personal de 130 mm .) del C/1881 S, su primer cometa. Meses
antes, un multimillonario filántropo, Hulbert. Harrington Warner, había
instituido el “Warner Prize”: 200 dólares a quien descubriera un cometa. El
primer cometa de Barnard le reportó el dinero para comprar el terreno, pero la
pobreza seguía apretando, así que el segundo cometa lo sacó de apuros.
Finalmente fueron varios los cometas por los que embolsó del excéntrico Warner
(cuya historia astronómica merece otra entrada por sí misma) el premio en
dinero (hay fuentes que dicen 5, otras 8). La casa que vemos abajo, en la
Belmont Avenue de Nashville, fue “hecha de cometas” según el propio Barnard y
era conocida como la “Comet House. Son 19 los cometas que descubrió Barnard
hasta su muerte en 1923 a
los 65 años, uno de ellos fue el primer cometa descubierto fotográficamente.
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