Hace pocos días
terminó la búsqueda frenética de Philae en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko,
y de eso se trató nuestra anterior entrada. Para los científicos es una
excelente noticia, no solamente porque el logro en sí, bastante parecido a
buscar una aguja en un pajar:
sino también
porque los datos que se pudieron recuperar de los 3 días que Philae estuvo
activa antes de que se le acabara la energía, al no haber llegado la luz solar
a sus paneles, y en las imágenes de arriba podemos percatarnos del motivo,
adquieren un valor mucho más elevado al tener los datos de localización de
donde fueron obtenidos.
La Agencia
Espacial Europea nos regaló otra ilustración de la magnífica serie Rosetta-Philae.
La atroz soledad que trasunta la primera imagen se transforma en serena
melancolía cuando observamos al modulo de aterrizaje durmiendo como si
estuviera de campamento esperando ser encontrado por una sonda Rosetta con
binoculares. Un gran momento para la misión que los europeos consideran su “momento
Apollo”.
Uno no puede
dejar de preguntarse: ¿será posible “revivir” alguna vez a Philae? Después de todo,
la órbita del 67P es de apenas 6 años.
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