Hace
poco posteamos una entrada sobre el cometa más significativo políticamente de
la historia: el que apareció después de la muerte de César, durante los juegos
celebrados en su honor, el “Sidus Julius” (http://www.cometasentrerios.blogspot.com.ar/2015/04/los-cometas-en-la-antigua-roma-el.html
). Allí narramos cómo lo que solía ser un signo aciago se transformó en un
signo de la ascensión de César como un dios. No parece haber habido mucha
resistencia intelectual, por lo que el significado ominoso del cometa como
prodigio no parece haber sido tan fuerte como el de otros prodigios romanos. La
leyenda de César, sin embargo, fue mezclando el recuerdo y los cometas
comenzaron aparecer bajo su signo ominoso, como señales del destino trágico de
César.
La
referencia literaria más cercana a la muerte de Julio César que nos ha llegado
es la de las “Bucólicas” de Virgilio, poemas que celebran la vida en los campos y
que en la égloga 9 (46-49) otorga al cometa de César un poder de rejuvenecer
los campos y hacerlos más fértiles:
"Daphni, quid
antiquos signorum suspicis ortus?
Ecce Dionaei processit Caesaris astrum,
astrum quo segetes gauderent frugibus et quo
duceret apricis in collibus uua colorem”.
Ecce Dionaei processit Caesaris astrum,
astrum quo segetes gauderent frugibus et quo
duceret apricis in collibus uua colorem”.
“Dafnis, ¿por qué
miras nacer las viejas estrellas? Ha salido la estrella de César, de la estirpe
de Dione, el astro que hace nacer los granos y que da a las uvas su color
morado en las colinas”.
Pero en otra obra de
Virgilio, las “Geórgicas”, se retoma la idea del cometa como signo de desgracia
(I.487/488):
“non alias caelo
ceciderunt plura sereno
fulgura nec diri totiens arsere cometa”.
fulgura nec diri totiens arsere cometa”.
“nunca antes habían
caído tantos rayos del cielo sereno ni encenderse tantos cometas siniestros”.
Correspondió
al genial William Shakespeare moldear el mito de la muerte de Julio César. Su
tragedia es una potente mezcla de los datos de los historiadores latinos y de
la maestría trágica del poeta nacional inglés. La tragedia más que la muerte de
César trata sobre la decisión de Bruto, el único de los conspiradores para los
cuales la muerte del aspirante a rey no era un objetivo de ambición personal
sino un deber hacia la libertad, que se impone a su amistad con el asesinado.
Shakespeare
hace preceder el día fatídico de una noche con la tormenta más espantosa que se
haya visto sobre Roma y enumera una serie de signos de desgracia: temblores de
tierra, muertos que salen de su tumba, combates en los cielos, la esposa de
César, Calpurnia, que grita en sueños: “matan a César” tres veces… Calpurnia le
ruega a César que no salga de su casa, que no desobedezca las advertencias de
los dioses, César responde que los presagios le hablan a todo el mundo, no sólo
a él, y aquí vienen dos de las innumerables sentencias inolvidables de
Shakespeare (Acto II, Escena 2):
Dice Calpurnia:
“Cuando mueren los
mendigos no aparecen cometas. La muerte de los príncipes inflama a los propios
cielos”
“When beggars die there are no comets seen.
The heavens themselves blaze forth the death of princes”
Y César responde:
“Los cobardes mueren
muchas veces antes de su muerte, el valiente solo prueba el sabor de la muerte
una vez”.
“Cowards die many
times before their deaths.
The valiant never
taste of death but once”.
Las traducciones de
los párrafos citados pertenecen al autor del blog.
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