jueves, 13 de diciembre de 2018

UN ACERCAMIENTO ESPECTACULAR DEL COMETA 46P WIRTANEN PARA EL 16 DE DICIEMBRE

Artículo de divulgación aparecido en el diario "Uno" de Paraná, Entre Ríos, el 11 de diciembre de 2018



Impredecibles viajeros del espacio
Los cometas son los objetos astronómicos más caprichosos e impredecibles del cosmos. Han tenido una relación constante con la humanidad, la ciencia y el arte no serían los mismos sin estos viajeros errantes e inesperados. Durante siglos sorprendían a los antiguos con sus apariciones esplendorosas en los cielos sin contaminación lumínica, quienes en palabras de Séneca no sabían “si admirarlos o temerlos”. Un astro que aparecía de la nada ocupando una parte del cielo cada vez más grande a medida que pasaban los días y que a veces desaparecía tan rápidamente como había aparecido, tenía una enorme potencia simbólica y no es extraño que se los temiera como imagen del cambio a que están sujetas las vidas humanas. Se los temía como se teme todo cambio. Pero también se los temía porque a partir de Aristóteles se pensaba que los cometas estaban compuestos por vientos calientes que salían de la propia Tierra y que se encontraban muy cerca nuestro.  Esta cercanía implicaba consecuencias muy concretas como sequías o epidemias, por lo que el temor medieval a los cometas estaba amparado en el paradigma científico dominante.
Será Tycho Brahe, el último paladín de la astronomía geocéntrica y quizás el mejor observador de la historia, quién relegará a los cometas a los espacios más allá de la Luna. Fue cuando determinó que el gran cometa de 1577 era un objeto muy distante por la técnica del paralaje (observación del mismo objeto en el cielo desde dos puntos muy distantes en la Tierra). La observación astronómica de los cometas comenzó a descifrar sus secretos. El primer gran hito fue la determinación de que eran objetos con órbitas no rectas sino circulares o elípticas y por lo tanto podían regresar luego de un cierto tiempo. Edmund Halley fue quien realizó el primer cálculo exitoso de la órbita de un cometa-el que hoy conocemos con su nombre-y pudo predecir la fecha en que retornaría, lo que fue la primera gran aplicación práctica de las teorías de Newton. Pero los cometas seguían mostrándose caprichosos. Los cálculos para determinar sus órbitas implicaban años de trabajo, pero luego los cometas retornaban a la Tierra un poco antes o un poco después. Las teorías se multiplicaron para explicar lo que ahora sabemos que son  consecuencias de su “encendido” cuando se acercan al Sol. Los cometas están formados por un núcleo sólido formado por material rocoso mezclado con hielos y gases. Cuando se acercan al Sol, el calor dispara el mecanismo de sublimación, por el que el hielo pasa de sólido a gaseoso y se combina con los gases y el polvo liberado de la superficie del núcleo. Gases y polvo forman una suerte de atmósfera que rodea al núcleo mientras está cerca del Sol. Esta atmósfera se llama “coma” (cabellera en griego). Lo que observamos cuando vemos un cometa es la luz del Sol reflejada en los gases y el polvo que forman la coma. Los gases y el polvo que quedan en el camino formarán la cola. Cada pasaje cercano al Sol se da en circunstancias distintas, por lo que predecir el brillo y el tamaño de la coma es tan difícil como predecir cuanto polvo o gas se liberará. Ese proceso de sublimación genera que en ciertas zonas del núcleo se expulsen gas y polvo en forma de “chorros” que actúan como los motores de una nave espacial: haciendo que el cometa acelere o se frene. Ese mismo proceso de “encendido” al acercarse al Sol que atrasa o acelera la marcha de los cometas de manera predecible es el que también los hace brillar más o menos.
El cometa Wirtanen
El 16 de diciembre de 2018 se producirá uno de los hitos de la astronomía cometaria de este siglo: el cometa 46P/Wirtanen (el más brillante del año) tendrá un acercamiento a la Tierra a una distancia de 7 millones de kilómetros, o 30 veces la distancia a la Luna. Es uno de los diez acercamientos más próximos de un cometa en los tiempos modernos, pero además hay una serie de circunstancias que lo hacen más espectacular, una verdadera cadena de coincidencias que privilegian esta aproximación:
1.- La órbita de este cometa es conocida con exactitud, ya que cumple su recorrido alrededor del Sol en 5 años y medio.
2.-En el punto de la órbita más lejano del Sol (afelio) el Wirtanen llega hasta las cercanías de Júpiter y las perturbaciones gravitatorias de éste han ido acortando su órbita y acercando la distancia a la que pasa del Sol en el momento más cercano a éste (perihelio). Esta disminución de la distancia al Sol hace prever que el núcleo sufrirá un calentamiento mucho más marcado que en pasos anteriores, lo que generará mucho más actividad y una coma más brillante. 
3.-El acercamiento a la Tierra de 2018 ocurrirá 4 días después del perihelio (12 de diciembre) por lo que el cometa estará en el máximo de su actividad, lo que implica un máximo de brillo producido por la radiación del cercano Sol.
4.-Es un cometa hiperactivo con tasas de producción de gas y polvo superiores al promedio, lo que se explicaría por la existencia de hielos hipervolátiles por debajo de la superficie que cuando subliman liberan hielo de agua, que generan una “tormenta de nieve” en las capas más cercanas al núcleo de la coma, lo que lo hace mucho más visible. Ese mecanismo se comprobó durante la misión de la sonda Deep Impact en 2010 al cometa 103P Hartley 2, un cometa muy similar al Wirtanen.
Esta serie de condiciones hacen que el acercamiento del 46P Wirtanen sea histórico, ya que las condiciones de observación desde Tierra serían equivalentes a las del sobrevuelo lejano de una sonda, con el beneficio de todos los telescopios e instrumentos que desde Tierra pueden observar y registrar. Los resultados de estos estudios, en lo que una parte no menor provendrá de la campaña de observación que realizan numerosos astrónomos amateurs, prometen un futuro conocimiento muy amplio del Wirtanen, que de por sí es un considerado un objetivo ideal para una futura misión espacial. De hecho, pocos días antes del lanzamiento de la misión Rosetta de la Agencia Espacial Europea en enero de 2003, una prueba de lanzamiento del cohete Ariane 5 fue un fracaso y la misión se postergó. La Rosetta original iba al Wirtanen, pero el postergamiento hizo necesario un cambio de planes y el objetivo secundario entró en escena, el 67P Churyumov-Gerasimenko. Con los conocimientos que sumaremos de este acercamiento, el Wirtanen tiene destino de objetivo de alguna sonda futura.
Una última circunstancia facilita el reto de observar a simple vista el Wirtanen. Su camino en nuestros cielos en estos días de diciembre pasa por dos asterismos (conjuntos de estrellas fácilmente reconocibles) del cielo del norte. A su izquierda están las Pléyades  (también conocidas como el Pesebre), un cúmulo abierto de estrellas muy cercanas entre sí. A su derecha están las Híadas, 6 estrellas en forma de “V” que forman la cabeza del Toro en la constelación de Taurus, y cerca está la constelación de Orión, fácilmente reconocible por las 3 Marías que forman el cinturón del cazador. Si no puede distinguirlo a simple vista, como una manchita difusa y redonda, el más rústico de los binoculares servirá para observar un espectáculo que no se repetirá jamás. Si usted intenta observar el 14, quizás pueda tener el placer extra de encontrarse con algún meteoro (o estrella fugaz) de la lluvia de las Gemínidas, que tiene su pico máximo ese día.

Alberto Anunziato (miembro de la Sección Cometas de la Liga Iberoamericana de Astronomía)


El cometa Wirtanen por Michael Jäger


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