En
un libraco antiguo encontré esta referencia cometaria curiosa. Es en un ensayo entre
satírico y erudito del gran Percy B. Shelley llamado “On the Devil and devils”.
El gran poeta romántico inglés cometa una vieja teoría teológica sobre la
ubicación del infierno en el Sol, adonde irían a parar las almas de los condenados.
Pero (la traducción y sus errores nos pertenecen): “otros han supuesto que el
Infierno se distribuye entre los cometas, que constituyen, según este esquema,
un conjunto de prisiones flotantes de un fuego intenso e inextinguible”, un
gran poeta moderno adopta esta idea: “Un infierno errante en el espacio eterno”.
Respecto a diablos y diablillos y los condenados viviendo en el Sol, no es una
idea muy probable. Los cometas son más aptos para esto, salvo que algunos
astrónomos han sugerido la posibilidad de que sus órbitas gradualmente se
pueden volver concéntricas con las órbitas de los planetas, perder su calor y
sustancia y de esa manera quedar sujetos a las mismas leyes de la vida animal y
vegetal que rigen en la superficie de estos. Los demonios y los condenados,
salvo una intervención divina, se transformarían en habitantes de un mundo muy
agradable, y como con el tiempo terminarían siendo muy buenos amigos por la
comunidad de sus desgracias y las experiencias compartidas, probablemente,
cansados de sus discordias, podrían terminar por administrar los negocios de su
Colonia con gran armonía y éxito”.
La
ironía de Shelley se explica por la idea común a inicios del siglo XIX de que
los cometas eran objetos ígneos. El “gran poeta moderno” es Lord Byron y la
cita es de su poema dramático “Manfred”.
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