El cometa 103P/Hartley 2 fue un cometa especial
para nuestra Sección Cometas de la Asociación Entrerriana
de Astronomía Fue el primer cometa cuyos datos de observación reportamos a la Sección Cometas de
la Liga Iberoamericana
de Astronomía y, créanme, ese fue uno de mis grandes momentos en la astronomía
amateur: ver nuestro reporte en la web de la LIADA ! Nuestra
asociación ha estado relacionada desde su origen con la observación cometaria.
Si bien durante el año 2010 habíamos realizado observaciones de los cometas más
conspicuos en el campo de nuestro telescopio (particularmente el 81/P Wild 2 y
el 10P/Tempel 2), la observación en equipo del Hartley 2 produjo los dos
primeros reportes de observación visual realizados por nuestra Asociación.
También se publicaron en la web de la
LIADA las 2 fotografías que veremos a continuación,
realizadas por miembros de nuestro Departamento de Astrofotografía.
Fue el gran cometa del año 2010, un cometa muy
esperado y que suscitó grandes expectativas por una serie de razones. Fue uno
de los cometas que más cerca pasó de la Tierra en los últimos siglos. Pero el diminuto
tamaño de su núcleo y la enorme
extensión de su muy difusa coma hicieron su observación a simple vista
imposible. Es interesante notar que otros cometas de similar magnitud pudieron
verse a simple vista, mientras que el Hartley 2 repartió su luminosidad en un
área mucho más grande, lo que hizo que aún su observación con binoculares en el
momento de mayor cercanía con la
Tierra fuera sumamente dificultosa.
El Hartley 103P/2 por Juan Manuel Biagi (Depto.
Astrofotografía AEA)
Fue un orgullo grande para nuestra asociación
haber logrado observar científicamente un cometa tan difuso, lo que implicaba
un desafío que sorteamos a través del trabajo en equipo entre el nuestro observatorio
y el Observatorio Galileo Galilei, también de Oro Verde, trabajo en equipo que
consistió en la observación no solo telescópica sino también con binoculares,
obtención de imágenes fotográficas y posterior reducción de los datos recolectados.
El Hartley 103P/2 por César Fornari (Obs.
Galileo Galilei, Oro Verde)
Pero la visita del Hartley 2 tuvo en sí misma
un enorme interés científico. Fue el quinto cometa en ser visitado por una
sonda espacial (los anteriores fueron el 1P/Halley, el 9P/Tempel, el 19/P
Borrelly, el 81P/Wild 2) y el más pequeño de todos los mencionados, lo que
generó un desafío tecnológico.
La sonda que lo sobrevoló a menos de 700 Kms.
es la misma sonda “Deep Impact” que protagonizó la misión al 9P/Tempel, ahora
rebautizada “Epoxi” para su nueva misión. Las fotografías que se obtuvieron
fueron maravillosas.
El núcleo fotografiado por la sonda Epoxi
Pero lo que hace a este cometa único es que la
sonda Epoxi pudo detectar por primera vez una “tempestad de nieve cometaria”.
En un principio, los investigadores que componen la misión (entre los que se
encuentra el mismísimo descubridor del cometa, el australiano Malcom Hartley)
notaron una extraordinaria actividad de chorros de gas (también conocidos por
su nombre en inglés, jets) en el núcleo helado del cometa. Los jets son
auténticos geysers de dióxido de carbono que escapan por pequeñas hendiduras
del núcleo cometario y originan oscilaciones en la rotación y en la órbita del
cometa.
Pero lo más extraordinario fue descubrir algo
nunca antes visto: el espacio alrededor del núcleo del cometa presentaba un
extraño resplandor producido por innumerables trozos de hielo y nieve, algunos
más grandes que una pelota de básquet, que no son otra cosa que hielo común,
agua congelada. Esas bolas de nieve hubieran representado un auténtico peligro
para la sonda espacial si no fuera porque les es imposible alejarse demasiado
del núcleo sin ser sublimadas por el calor del Sol, en el momento de mayor acercamiento
solo algunas partículas de pocos micrones de tamaño impactaron en la sonda.
La tormenta de nieve fotografiada por la sonda
Epoxi
¿Cómo se originan? Debajo de la corteza del
cometa existen depósitos de hielo seco, CO2 en estado sólido. Cuando
el calor del Sol los alcanza, el hielo
seco se evapora formando un chorro de gas que escapa a grandes velocidades
arrastrando consigo las bolas de nieve, conglomerados de granos de hielo, en
una nevada “hacia arriba”.
Representación artística de la superficie del
cometa
Otra de las sorpresas científicas de la misión
Epoxi es que demostró que la relación entre H2O y CO2 en los núcleos cometarios
es distinta a la que se suponía, ya que existiría una proporción más grande de
CO2 respecto a la estimada espectográficamente desde la Tierra y en anteriores
misiones espaciales. La causa es que Epoxi pudo estudiar el cometa durante un
lapso de tiempo más prolongado que las anteriores sondas.
Pero las sorpresas no acabaron allí. La
observación de bólidos muy brillantes que se suponen producidos por el paso de la Tierra por la nube de
material expulsada por el cometa antes, durante y después de su perihelio,
indicaría la existencia de un nuevo enjambre meteorítico que podría generar una
nueva lluvia de meteoros con radiante en la constelación del Cisne.
La misión Epoxi aumentó nuestros conocimientos
cometarios, así se comprobó que los dos lóbulos del
núcleo del Hartley 2 son diferentes en su composición, que los análisis de la
composición del núcleo demostraron la abundancia de monóxido de carbono (CO) y
del dióxido de carbono (CO2) en relación con el hielo de agua (H2O),
coincidentemente con los resultados del satélite japonés Akari respecto a otros
cometas y que la proporción entre
hidrógeno y deuterio en el agua del Hartley 2 es la misma que en los océanos de
la Tierra ,
siendo el primer cometa en el que se constata dicha característica.
Para la comunidad científica el paso por el
perihelio del Hartley 2 ha
sido una caja de sorpresas, su observación fue para nuestra Asociación un desafío
y la oportunidad de reportar nuestras
observaciones a la
Liga Iberoamericana de Astronomía por primera vez.
Realmente, un cometa único que en 3 años podremos volver a observar.
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