Uno de los aspectos más fascinantes de la astronomía es
que es una ciencia que se construyó, y se construye todavía, con un gran aporte
de aficionados (aunque los astrónomos profesionales sean cada vez más reacios a
reconocerlo). En este blog hemos compartido muchas historias de astrónomos
amateur, ya que los cometas hasta hace poco estaban casi reservados a ellos. W.
F. Denning es una de ellas, y de las más asombrosas. Nacido en Inglaterra en
1848, el espectáculo de la lluvia de meteoros Leónidas de 1866 (la más
espectacular de la historia humana) lo llevo a aficionarse a la observación de
meteoros y en 1869 elaboró un reporte sobre un bólido de las Táuridas que
compartió con el astrónomo más famoso de la época A. S. Herschel. Esto dio
lugar a una nutrida correspondencia (que se conserva) y a la afición por
observar meteoros con increíble precisión. Sus miles de horas de observación lo
llevaron a descubrir decenas de radiantes de meteoros débiles y a calcular con
precisión los mismos, incluido su desplazamiento. Tras décadas de trabajo se
transformó en la autoridad máxima en la materia y el fruto más destacado de su
trabajo fue un cátalogo general de radiantes que publicó en las Memorias de la
Royal Astronomical Society en 1899. Fue además un destacadísimo observador
telescopio y sus aportes fueron muy importantes para la astronomía planetaria
(especialmente Júpiter). Fue un gran observador de cometas y descubrió 5.
Denning estimó que cada uno de estos cometas le llevó un promedio de 119 horas
de observación. En esas innumerables horas de “barrida” (como se denominaba a
la actividad de buscar cometas) descubrió además Nova Aquilae en 1918 y Nova
Cygni III en 1920. A pesar de enfrentar graves problemas de salud desde 1906,
siguió observando siempre que pudo (y con excelentes resultados), aunque su
frenético ritmo de trabajo se hizo mucho más lento hasta su muerte en 1931.
Publicó innumerables trabajos sobre muchísimas ramas de la astronomía y un
libro, que pienso leer y acabo de descargar de archive.org, titulado: “Telescopic
Work for Starlight Evenings”. También hay disponible online su biografía,
titulada “In Quest of Meteors”, que debe ser súper interesante.
Ejemplos como los de Denning son inspiradores para los
que amamos la astronomía amateur, la de pasar noches mirando por el telescopio,
o al cielo a ojo desnudo buscando meteoros.
Nosotros lo recordaremos traduciendo parte del obituario
que le dedicó la British Astronomical Association: “Poseyó en un alto grado las
cualidades que son esenciales para triunfar en su campo: buena vista, juicio
sólido, habilidad para dibujar y las cualidades morales del entusiasmo y la
perseverancia; pero nada puede contribuir a la eternidad de sus logros que la
veracidad y precisión que los caracteriza”. ¡Ojalá nos recuerden a nosotros
así!
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