sábado, 29 de junio de 2024

CUANDO NACEN LOS COMETAS


 

El cometa de 1577 fue uno de los más importantes en la historia de la astronomía (es un tema que retomaremos pronto), sobre todo por la enorme cantidad de literatura científica que generó. Pero para la gente en general los cometas no eran objetos astronómicos sino portentos que casi siempre traían desgracias. Los mismos astrónomos no eran ajenos a esta creencia, hasta bien entrado el siglo XVII incluían el significado de los cometas junto con sus observaciones. La concepción dominante acerca de la naturaleza de los cometas, que venía de Aristóteles y sostenía que eran fenómenos atmosféricos, fundaba ese miedo, racional para la ciencia de la época: si están tan cerca sus efectos se pueden sentir. Y no es de extrañar que los sacerdotes los usaran como tema de sus sermones. No fue la excepción el teólogo italiano Angelo Rocca, quién aprovechó el cometa de 1577 para publicar un tratado que combinaba astronomía, astrología, teología y meteorología (“Discorso filosofico et teológico intorno alle comete”). Lo interesante, y peculiar, es que atribuye un lugar preciso al “nacimiento” de los cometas: solamente en el norte y el sur de la bóveda celeste, y una época precisa: primavera y otoño, ya que el calor y el frío disuelve las exhalaciones vaporosas de las que se forman los cometas, mientras las temperaturas medias las favorecen, hasta que el calor y el frío y los cometas terminan sus vidas como estrellas y fugaces y truenos en días sin tormenta. A su vez, solamente en épocas de eclipse nacen los cometas. Interesante saberlo, aunque seguramente no nos sirva de mucho.

viernes, 28 de junio de 2024

LAS OBSERVACIONES COMETARIAS DE PAOLO TOSCANELLI, UN TESORO OCULTO POR SIGLOS

 


Paolo Toscanelli (1397-1482) fue un matemático, geógrafo, físico y científico versado en muchas disciplinas nacido en Florencia, un eslabón más en la cadena de la gloriosa tradición científica italiana. Famoso por haber propuesto a Portugal la idea de llegar a las Indias viajando al oeste en vez del este, que Cristóbal Colón cumpliría poco después, no es tan conocida su pasión por la astronomía en general y por los cometas en particular.  Toscanelli observó con increíble precisión los cometas de 1433, 1449, 1457, 1472 y el cometa Halley (aunque todavía no había recibido su nombre) en 1456. Sus observaciones fueron tan precisas que siglos después se reconstruyó la órbita del cometa de 1433 a partir de sus registros. Lamentablemente nunca publicó sus trabajos científicos y menos sus observaciones, que fueron descubiertas en manuscrito en el siglo XIX, permitiendo conocer el inicio del renacimiento de la astronomía que llevaría a la revolución copernicana, pero la ciencia perdió ese invaluable bagaje de observaciones (que hubieran sido muy valiosas para Halley, por ejemplo), escondidas en un baúl por 400 años.


jueves, 20 de junio de 2024

IMPACTO DE UN COMETA EN LA PATAGONIA: LOS CRÁTERES DE BAJADA DEL DIABLO


 

Además de Campo del Cielo en Chaco y los cráteres oblicuos de Río Cuarto, Córdoba, en Argentina tenemos otro lugar geológicamente único en la Provincia de Chubut: Bajada del Diablo (S42º 45’, W 67º 30’). En algún momento del Pleistoceno Medio (780.000 a 130.000 años atrás), se formaron simultáneamente unos 550 cráteres de impacto de menos de 400 metros de diámetro dentro de un área de 480 kilómetros cuadrados. Hoy, luego de tantos milenios de erosión, son distinguibles unos 200 cráteres. Lo que hace únicos a los cráteres de Bajada del Diablo es que no existe un patrón elíptico de distribución de los impactos, que es el patrón típico de los impactos relacionados con la fragmentación en la atmósfera de un meteorito. Lo que implica que la fragmentación de los fragmentos que  impactaron en Bajada del Diablo se produjo antes de entrar en la atmósfera terrestre. En el sitio no se encontraron fragmentos meteoríticos en la zona implicaría la probabilidad de que el cuerpo de origen fuera un cometa, mas que un asteroide muy poco cohesionado.

Los cráteres no forman una cadena entre sí, si bien tienen paredes levantadas (y loa mantos de eyecciones de los cráteres más grandes indican un impacto un tanto oblicuo desde el suroeste), lo que lo distingue de las cadenas de cráteres que se observan en la Luna y otros cuerpos del sistema solar, formadas por fragmentos de un cuerpo que ingresaron unidos a la atmósfera. Del número de cráteres y su tamaño se ha deducido que el núcleo del cometa tenía unos 200 metros de diámetro. Hay un campo de cráteres similares a los de Bajada del Diablo en Marte, en Ma’adim Vallis. Sería interesante encontrar una formación similar en la Luna (en eso estamos).



viernes, 14 de junio de 2024

DOS COMETAS TERRORÍFICOS RECORDADOS POR PLINIO

 

Por muchos siglos el más amplio y reconocido compendio de la ciencia fue la “Historia Natural” de Cayo Plinio Segundo (más conocido como “El viejo”, para diferenciarlo de otro famoso escritor del mismo nombre, que fue su sobrino). Es un libro fascinante, sobre todo ahora que ya sabemos las cosas que se desconocían en la antigua Roma y podemos disfrutar las historias maravillosas de la que está llena esta obra monumental. Recordemos que Plinio fue un mártir de la ciencia, ya que en su afán por estudiar de cerca la erupción del Vesuvio del 79 que destruyó Pompeya y varias ciudades más terminó pereciendo.

La clasificación de los cometas que realizó Plinio seguramente no fue original (debe mucho a los astrónomos griegos anteriores) pero fue quizás la más conocida. En su clasificación (un poco caótica) aparecen dos prodigiosos cometas míticos que merecen recordarse (Libro II):

“Hay ademas el cometa bianco de Zeusm, de cola plateada, tan brillante que apenas si se puede mirar, mostrando en su interior la efigie del dios con aspecto humano (…) Hay otras, terribles, que fueron conocidas por los pueblos de Etiopia y de Egipto, a las que les dio su nombre el rey de aquella época, Tifon. Son de apariencia ígnea y enroscadas en forma de espiral, de aspecto espantoso: una especie de nudo de fuego más que una estrella de verdad”.

 

Es seguro que no tiene sentido pensar en que podrían haber consistido estos cometas, deben ser historias míticas, leyendas, errores de traducción o de transcripción, pero Plinio no se priva de incorporar una buena historia al lado de datos más fehacientes.