El cometa de 1577
fue uno de los más importantes en la historia de la astronomía (es un tema que
retomaremos pronto), sobre todo por la enorme cantidad de literatura científica
que generó. Pero para la gente en general los cometas no eran objetos astronómicos
sino portentos que casi siempre traían desgracias. Los mismos astrónomos no
eran ajenos a esta creencia, hasta bien entrado el siglo XVII incluían el
significado de los cometas junto con sus observaciones. La concepción dominante
acerca de la naturaleza de los cometas, que venía de Aristóteles y sostenía que
eran fenómenos atmosféricos, fundaba ese miedo, racional para la ciencia de la
época: si están tan cerca sus efectos se pueden sentir. Y no es de extrañar que
los sacerdotes los usaran como tema de sus sermones. No fue la excepción el
teólogo italiano Angelo Rocca, quién aprovechó el cometa de 1577 para publicar
un tratado que combinaba astronomía, astrología, teología y meteorología (“Discorso
filosofico et teológico intorno alle comete”). Lo interesante, y peculiar, es
que atribuye un lugar preciso al “nacimiento” de los cometas: solamente en el
norte y el sur de la bóveda celeste, y una época precisa: primavera y otoño, ya
que el calor y el frío disuelve las exhalaciones vaporosas de las que se forman
los cometas, mientras las temperaturas medias las favorecen, hasta que el calor
y el frío y los cometas terminan sus vidas como estrellas y fugaces y truenos
en días sin tormenta. A su vez, solamente en épocas de eclipse nacen los
cometas. Interesante saberlo, aunque seguramente no nos sirva de mucho.
sábado, 29 de junio de 2024
CUANDO NACEN LOS COMETAS
viernes, 28 de junio de 2024
LAS OBSERVACIONES COMETARIAS DE PAOLO TOSCANELLI, UN TESORO OCULTO POR SIGLOS
Paolo Toscanelli
(1397-1482) fue un matemático, geógrafo, físico y científico versado en muchas
disciplinas nacido en Florencia, un eslabón más en la cadena de la gloriosa tradición
científica italiana. Famoso por haber propuesto a Portugal la idea de llegar a
las Indias viajando al oeste en vez del este, que Cristóbal Colón cumpliría
poco después, no es tan conocida su pasión por la astronomía en general y por
los cometas en particular. Toscanelli
observó con increíble precisión los cometas de 1433, 1449, 1457, 1472 y el
cometa Halley (aunque todavía no había recibido su nombre) en 1456. Sus
observaciones fueron tan precisas que siglos después se reconstruyó la órbita
del cometa de 1433 a partir de sus registros. Lamentablemente nunca publicó sus
trabajos científicos y menos sus observaciones, que fueron descubiertas en
manuscrito en el siglo XIX, permitiendo conocer el inicio del renacimiento de
la astronomía que llevaría a la revolución copernicana, pero la ciencia perdió
ese invaluable bagaje de observaciones (que hubieran sido muy valiosas para
Halley, por ejemplo), escondidas en un baúl por 400 años.
jueves, 20 de junio de 2024
IMPACTO DE UN COMETA EN LA PATAGONIA: LOS CRÁTERES DE BAJADA DEL DIABLO
Además de Campo del Cielo en Chaco y los cráteres
oblicuos de Río Cuarto, Córdoba, en Argentina tenemos otro lugar geológicamente
único en la Provincia de Chubut: Bajada del Diablo (S42º 45’, W 67º 30’). En
algún momento del Pleistoceno Medio (780.000 a 130.000 años atrás), se formaron
simultáneamente unos 550 cráteres de impacto de menos de 400 metros de diámetro
dentro de un área de 480 kilómetros cuadrados. Hoy, luego de tantos milenios de
erosión, son distinguibles unos 200 cráteres. Lo que hace únicos a los cráteres
de Bajada del Diablo es que no existe un patrón elíptico de distribución de los
impactos, que es el patrón típico de los impactos relacionados con la
fragmentación en la atmósfera de un meteorito. Lo que implica que la
fragmentación de los fragmentos que
impactaron en Bajada del Diablo se produjo antes de entrar en la
atmósfera terrestre. En el sitio no se encontraron fragmentos meteoríticos en
la zona implicaría la probabilidad de que el cuerpo de origen fuera un cometa, mas
que un asteroide muy poco cohesionado.
Los cráteres no forman una cadena entre sí, si bien
tienen paredes levantadas (y loa mantos de eyecciones de los cráteres más
grandes indican un impacto un tanto oblicuo desde el suroeste), lo que lo
distingue de las cadenas de cráteres que se observan en la Luna y otros cuerpos
del sistema solar, formadas por fragmentos de un cuerpo que ingresaron unidos a
la atmósfera. Del número de cráteres y su tamaño se ha deducido que el núcleo
del cometa tenía unos 200 metros de diámetro. Hay un campo de cráteres
similares a los de Bajada del Diablo en Marte, en Ma’adim Vallis. Sería interesante
encontrar una formación similar en la Luna (en eso estamos).
viernes, 14 de junio de 2024
DOS COMETAS TERRORÍFICOS RECORDADOS POR PLINIO
Por muchos siglos el más amplio y reconocido compendio
de la ciencia fue la “Historia Natural” de Cayo Plinio Segundo (más conocido
como “El viejo”, para diferenciarlo de otro famoso escritor del mismo nombre,
que fue su sobrino). Es un libro fascinante, sobre todo ahora que ya sabemos
las cosas que se desconocían en la antigua Roma y podemos disfrutar las
historias maravillosas de la que está llena esta obra monumental. Recordemos
que Plinio fue un mártir de la ciencia, ya que en su afán por estudiar de cerca
la erupción del Vesuvio del 79 que destruyó Pompeya y varias ciudades más
terminó pereciendo.
La clasificación de los cometas que realizó Plinio
seguramente no fue original (debe mucho a los astrónomos griegos anteriores)
pero fue quizás la más conocida. En su clasificación (un poco caótica) aparecen
dos prodigiosos cometas míticos que merecen recordarse (Libro II):
“Hay ademas el cometa bianco de Zeusm, de cola
plateada, tan brillante que apenas si se puede mirar, mostrando en su interior
la efigie del dios con aspecto humano (…) Hay otras, terribles, que fueron
conocidas por los pueblos de Etiopia y de Egipto, a las que les dio su nombre
el rey de aquella época, Tifon. Son de apariencia ígnea y enroscadas en forma
de espiral, de aspecto espantoso: una especie de nudo de fuego más que una
estrella de verdad”.
Es seguro que no tiene sentido pensar en que podrían
haber consistido estos cometas, deben ser historias míticas, leyendas, errores
de traducción o de transcripción, pero Plinio no se priva de incorporar una
buena historia al lado de datos más fehacientes.