¡La ubicación
del radiante! Claro, hay que conocer las fechas de inicio, máximo y
finalización de la lluvia de meteoros, así como el dato de su Tasa Horaria
Zenital (traducción de Zenithal Hourly Rate), que es número de meteoros que se
verá durante su máximo. Pero sin conocer la ubicación del radiante (la zona
circular del cielo de la que provienen los meteoros de una lluvia determinada)
no podremos conocer cuantos meteoros veremos de ese máximo.
Antes que nada,
una aclaración: no todos los meteoros que se vean durante la noche del máximo
de una lluvia (o en cualquier noche) provienen de la lluvia que tenga su máximo
esa noche. Por eso es que además de contarlos, el astrónomo amateur que hace
una observación de valor científico debe registrar su dirección, para
clasificarlos de acuerdo al radiante del que provienen (o si son esporádicos).
Desconocer la
altura del radiante implica que no sabremos cuantos meteoros veremos
verdaderamente (si vemos alguno). Hace pocos días los medios periodísticos
recogían información seguramente de fuentes norteamericanas anunciando el
máximo de la lluvia de las “líridas”… y días después anunciaban que “no se
habían observado”. ¿Por qué? Porque el radiante del que provienen las “líridas”
está ubicado, obviamente, en la constelación de Lira, y la constelación de Lira
en abril sólo se puede observar a finales de la noche y muy baja sobre el
horizonte. En esas condiciones, pretender observar los 18 meteoros esperables
la noche del máximo era más difícil que observar un fenómeno lunar transitorio.
Ya vimos que la Tasa Horaria de una lluvia de
meteoros es Zenital, además de calcularse con una magnitud límite de 6.5.
Veamos que implican los factores “zenital” y “magnitud límite”. Ambos factores
implican unas condiciones perfectas de observación: el radiante se encuentra en
el zenit del cielo y en condiciones de visibilidad propias de un observador
adiestrado en el más oscuro de los cielos (sólo en esas condiciones se podría
observar estrellas de magnitud 6.5). En la realidad, y por experiencia propia,
es casi imposible observar estrellas de magnitud inferior a 4.5 en cielos
urbanos sin luces parásitas en luna nueva, y en cielos rurales, difícilmente
mucho más baja de 5.
Tomemos entonces
la noche del 22 de abril, máximo de las “líridas”. Al máximo de 18 por hora
tenemos que aplicarle 2 factores de corrección: la magnitud límite del cielo en
esa noche en particular y la altura del radiante en esa misma noche.
La corrección
por la magnitud límite sería demasiado complicada para explicar, pero tengan
por seguro que entre magnitud límite 6.5 y 5 hay mucha diferencia (muchos
meteoros débiles no se verán). La corrección por la altura del radiante es más
sencilla gracias a la aplicación del índice de corrección elaborado por J.
Zvolankova, simplificado por una escala que va de los 5º por encima del
horizonte a los 90º (zenit):
Altura del Radiante
|
Factor de corrección
|
5º
|
36,121
|
10º
|
13,112
|
15º
|
7,293
|
20º
|
4,841
|
25º
|
3,547
|
30º
|
2,770
|
35º
|
2,264
|
40º
|
1,915
|
45º
|
1,664
|
50º
|
1,480
|
55º
|
1,341
|
60º
|
1,235
|
65º
|
1,156
|
70º
|
1,096
|
75º
|
1,052
|
80º
|
1,023
|
85º
|
1,006
|
90º
|
1,000
|
Recordemos que
cuanto más cerca del horizonte se observa, peores son las condiciones de
observación. Si el índice es 1 a
los 90º (el número máximo de meteoros por hora), a los 5º es de 36,121. El
radiante de las “líridas” estuvo a un máximo de 25º sobre el horizonte el día
del máximo, por lo que el factor de corrección es de 3,54. Ergo, el verdadero
máximo en Argentina para las “líridas” no es de 18 sino de 5,08, a lo que hay
que restar la corrección por magnitud límite.
En consecuencia,
las “líridas” desde Argentina tienen una frecuencia similar a la tasa de
meteoros esporádicos observables en cualquier noche, 4 por hora.
Me dirán que la
gente no tiene por qué saber estas cuestiones astronómicas, pero los astrónomos
amateur sí tenemos que saberlas. Eso implica que divulguemos la existencia de
lluvias de meteoros que tienen un máximo de meteoros menor que muchas de las
lluvias del hemisferio norte que la gente pretende ver, pero con un radiante
que se ubica muy arriba en el cielo, por lo cual se pueden ver todos los
meteoros previstos y además verlos en todo su esplendor, sin que el horizonte
recorte una parte sustancial. Recomiendo lluvias como las “Alfacentáuridas”,
las “Alfacrúcidas” y las “Púppidas Vélidas”. En este blog ya hemos dicho algo
sobre el tema (http://cometasentrerios.blogspot.com.ar/2014/09/una-iniciacion-las-lluvias-de-meteoros.html ).
Y no olvidar:
las observaciones de meteoros son un campo abierto a los astrónomos amateurs,
no se necesita ningún instrumento y somos muy pocos los observadores al sur del
Ecuador.
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