El sábado a la
noche tuvimos suerte y las nubes que han cubierto los cielos de diciembre nos
dieron una tregua mínima, pero suficiente para observar al que se ha
transformado en el cometa del año, el C/2014 Q2 Lovejoy. Es un cometa muy
particular el descubierto por Terry Lovejoy: lo hizo en agosto de este año en
la constelación de Puppis y 4 meses después sigue en la misma constelación,
pero no ha parado de aumentar su brillo, pasando de magnitud 15 a magnitud 6.5, según
nuestra estimación del domingo. Es impresionante las diferencias entre el
reporte del domingo pasado y el de éste: de magnitud 7 a magnitud 6.5 y la coma pasó
de 5 a 12
minutos de arco. Incluso es claramente distinguible con binoculares, y si las
nubes ceden un poco en algún momento de la semana seguramente será visible con
binoculares en cielos urbanos y a ojo desnudo para un observador agudo en
cielos oscuros.
Al sostenido
incremento de su brillo (que hace esperable una magnitud de 4.0 para la segunda
semana de enero) le corresponde un espectacular crecimiento de su coma que
prácticamente duplica su tamaño cada semana, coma muy gaseosa con fuerte
emisión de C2.
Las fechas a
esperar son el 7 de enero, cuando pasará a distancia mínima de la tierra (70
milones de kilómetros) y comenzará su etapa de brillo máximo, y el 30 de enero,
cuando llegue al perihelio, aunque su brilo máximo se espera para el 15 de
enero.
Actualmente es
un cometa que desde la
Argentina podemos ver toda la noche, pero a medida que pasen
las semanas pasará a ser un cometa vespertino.
Nos esperan días
emocionantes.
Aquí va la foto
obtenida por Walter Elias en una única toma de 30 segundos a ISO 1600 a las 2.36 hora
argentina del 14-12-14:
Y aquí van las
cartas publicadas por Sky and Telescope para ubicar al cometa en diciembre y
enero:
La gran emoción
de la noche no fue el C/2014 Q2 Lovejoy, sino el espectacular máximo de la
lluvia de meteoros “gemínidas”. Personalmente, nunca había tenido una experiencia
semejante: las estrellas fugaces cruzaban el cielo cada pocos minutos, a veces
varias simultáneamente. Por un lado me arrepiento de no haber tenido tiempo de
imprimir antes de llegar al Observatorio de Oro Verde una carta para marcarlas,
o de no haber seguido el protocolo de observación y haber contado las que veía
sin apartar la vista del mismo lugar, pero fueron horas tan emocionantes que no
puedo quejarme. No esperaba tanto de las Gemínidas porque a pesar de tener un
máximo de 120 por hora, ese es un valor para un cielo muy oscuro y con el
radiante en el zenit, mientras que el radiante nunca sube por encima de los 30
grados. Pero aún con un radiante no muy alto en el horizonte, personalmente
calculo (mis amigos de la AEA
me corregirán si me equivoco) haber visto entre unas 45 y 50 por hora, por lo que si aplicamos el índice de
corrección por altura del radiante desarrollado por el Observatorio Skalnate
Pleso de la antigua Checoslovaquia, con un radiante a 30 grados del horizonte
daría un máximo de entre 124 y 139 meteoros por hora, un poco superior al máximo
esperado de 120.
Fue un
espectáculo similar a éste (bueno, casi):
espectacular.....me lo perdi....
ResponderBorrarEs un espectáculo que se repite todos los años, un verdadero regalo que podremos aprovechar toda nuestra vida. Saludos!
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