Recordando esta
excelente película inglesa un sábado a la tarde no pude evitar sentir una
inmensa nostalgia por los años de juventud en los que las películas de
aventuras, ciencia ficción y horror eran una parte esencial de los sábados a la
tarde. Los que cuenten menos de 30 difícilmente sabrán de la época en que no
había internet y la única posibilidad de ver las películas que nos gustaban era
esperar a que la dieran por la tele (porque los videos clubes, con honrosas
excepciones, se dedicaban a los estrenos o películas no muy antiguas). Y de
niños, jugar el resto del sábado a reproducir lo que habíamos visto en la
película. Ya no hay películas los sábados a la tarde, seguro, hay muchas cosas
hermosas hoy en día (y podemos volver a ver las pelis que ni soñábamos con
volver a ver), pero los cuarentones atesoramos esas películas alocadas como uno
de los grandes hitos en nuestra educación.
“The day of the
triffids” es un film inglés de 1962, adaptación de la novela homónima de 1951
(por John Wyndham). Comienza una noche con una tormenta de meteoros nunca
vista, meteoros que son restos de un cometa (el cometa no es mencionado en la
película, sí en la novela).
Todo el mundo está observando un espectáculo “que
no se repetirá”, salvo el protagonista. Está en el hospital por una operación
en sus ojos y se lamenta de no poder ver el espectáculo. Pero tiene suerte:
todos los que observan los estallidos de luz verde producidos por los meteoros
cometarios quedarán ciegos en pocas horas. Pero él no lo sabe, pues duerme a
salvo toda la noche con sus ojos vendados. Cuando despierta se encuentra con un
verdadero apocalipsis: Londres llena de genta ciega a los tumbos. Y eso no es
todo… los estallidos verdes de los restos cometarios, responsables de la
ceguera masiva, también lo son de la mutación de una extraña planta carnívora
(las “trífidas”), que además presenta dos extrañas características: puede
moverse y su origen es desconocido.
Años antes del inicio de la trama de la
película, se había logrado contener el estallido poblacional de estas plantas
predatorias de origen desconocido (¿manipulación genética? ¿origen
extraterrestre?)y confinar unas pocas en jardines botánicos. Pero los extraños estallidos
verdes les dan una fuerza extraordinaria y las sueltan a moverse por el mundo
matando a la población ciega. Los protagonistas se refugian en la pequeña isla
de Wight, único lugar a salvo en toda Europa… y no cuento más.
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