Habrá
muchos graciosos que piensen otra cosa, pero lo que captó la cámara de ángulo
amplio OSIRIS de la sonda Rosetta es una eyección de polvo de la superficie del
núcleo del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, lo que conocemos como “jet”.
Durante siglos los astrónomos se devanaban los sesos buscando la causa de la
impuntualidad de los cometas, que llegaban al perihelio a veces tarde y a veces
temprano, eran los únicos cuerpos celestes que parecían desafiar-aunque en
pequeño-las leyes de la gravedad de Newton que permitían calcular el resto de
las órbitas. El modelo cometario de
Whipple, un núcleo compacto sujeto a tensiones al acercarse al Sol, tensiones
que permiten escapes de gas y polvo, permitió explicar el “movimiento propio”
de los cometas: está ligado a los “jets”, que actúan como los motores de las
naves espaciales, permitiendo acelerar o retrasar.
Lo
llamativo de esta imagen es que el “jet” se haya producido en una región no
iluminada por el Sol es ese instante.
Más
y más conocemos sobre los cometas gracias a Rosetta, como el lector del blog se
percatará a partir de las numerosas entradas que le hemos dedicado desde hace 1
año.
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