jueves, 10 de septiembre de 2015

UNA NOCHE EN EL OBSERVATORIO CON EL COMETA CATALINA

El sábado a la noche pudimos observar, una vez más, el cometa C/2013 US 10 CATALINA. Lentamente va tomando forma de cometa clásico. Visualmente se podía casi “intuir” la cola. Como no teníamos  nuestra Canon (en limpieza de sensor) nos limitamos a la observación visual para reportar a la base de datos de la Sección Cometas de la Liada. Observamos una magnitud de 6.2 y una coma de un diámetro de 12 minutos de arco y grado 4 de densidad.
Mientras esperábamos la salida de la Luna, pasamos el tiempo preparando la observación, planificando las futuras, ajustando programas, repasando fotografías y también realizamos este apilado (usando Deep Sky Stacker) de 13 tomas de 60 segundos obtenidas el 23 de agosto pasado del que podría transformarse en el cometa del año:





La cola ya se observa claramente por encima del trazado de las estrellas (al haberse centrado el apilado en el cometa, las estrellas aparecen movidas en los casi 15 minutos que abarca el conjunto de fotografías).
Esas horas de espera, entre el cometa y la luna, pasadas compartiendo astronomía y escuchando Kraftwerk, también forman parte de la alegría de ser astrónomo. Para los que vivimos en la ciudad, el silencio del campo en invierno no es una experiencia de todos los días. En cierta manera, es como  compartir una balsa en el mar, el observatorio como refugio de la noche y también de la alienación de la vida cotidiana. Algo así habrán sentido los astrónomos que observamos trabajando en el salón octogonal del Observatorio de Greenwich:



O estos norteamericanos, en una fotografía del invierno de 1870 en el Observatorio de Mount Washington, que sólo parecen aburridos, ya que tenían que estar quietos para los tiempos de exposición de la fotografía de la época.




Calor de estufa, libros e instrumentos… somos muchos los que apreciamos pasar así las noches.

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