El programa “Active Magnetospheric Particle
Tracer Explorers” se inició el 16 de agosto de 1984 con el lanzamiento de 3 satélites
con un lanzador Delta. Los satélites eran el IRM (Ion Release
Module)-construido por Alemania
Occidental, el UKS (United Kingdom Subsatellite)-construido por Inglaterra, y
el CCE (Charge Composition Explorer)-construido por EEUU. Los dos primeros
estaban unidos por una estructura y compartían el motor de propulsión. Los
satélites se separaron tras el lanzamiento y alcanzaron órbitas distintas. El
experimento consistía en inyectar partículas ionizadas desde el IRM en una
órbita más elevada para que fueran detectadas y analizadas por el CCE en una
órbita más baja mientras el UKS realizaba medidas de comparación. La órbita
elevada del IRM le permitía tener acceso al viento solar por fuera de la
magnetosfera terrestre, mientras que la órbita más baja-dentro de la
magnetosfera-les permitía a UKS-CCE acceder a las concentraciones de las
partículas inyectadas por IRM. Otro de los experimentos relacionados con la
investigación del plasma solar era inyectar una gran cantidad de bario en la
magnetosfera para así crear un cometa artificial y estudiar cómo interactuaba
con el viento solar.
En diciembre de 1984 y julio de 1985 se
inyectaron las nubes de átomos de bario neutros en el viento solar. En seguida los átomos de bario se ionizaron y
las nubes adquirieron la forma de un cometa natural, con un núcleo más
condensado, una coma de 500 kilómetros de diámetro y cola con rayos que eran
expulsados a decenas de kilómetros por segundo del núcleo.
Lo que
sorprendió a los científicos fue que el núcleo en vez de tener una trayectoria
recta tuvo un desvío lateral, debido a las cavidades diamagnéticas que se
formaron al interrumpir el plasma comprimido el flujo del viento solar. Pero lo
más sorprendente de todo es que fue un cometa artificial… y efímero: duró sólo
5 minutos.
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