domingo, 12 de junio de 2016

UN COMETA ARTIFICIAL



El programa “Active Magnetospheric Particle Tracer Explorers” se inició el 16 de agosto de 1984 con el lanzamiento de 3 satélites con un lanzador Delta. Los satélites eran el IRM (Ion Release Module)-construido  por Alemania Occidental, el UKS (United Kingdom Subsatellite)-construido por Inglaterra, y el CCE (Charge Composition Explorer)-construido por EEUU. Los dos primeros estaban unidos por una estructura y compartían el motor de propulsión. Los satélites se separaron tras el lanzamiento y alcanzaron órbitas distintas. El experimento consistía en inyectar partículas ionizadas desde el IRM en una órbita más elevada para que fueran detectadas y analizadas por el CCE en una órbita más baja mientras el UKS realizaba medidas de comparación. La órbita elevada del IRM le permitía tener acceso al viento solar por fuera de la magnetosfera terrestre, mientras que la órbita más baja-dentro de la magnetosfera-les permitía a UKS-CCE acceder a las concentraciones de las partículas inyectadas por IRM. Otro de los experimentos relacionados con la investigación del plasma solar era inyectar una gran cantidad de bario en la magnetosfera para así crear un cometa artificial y estudiar cómo interactuaba con el viento solar.
En diciembre de 1984 y julio de 1985 se inyectaron las nubes de átomos de bario neutros en el viento solar. En seguida los átomos de bario se ionizaron y las nubes adquirieron la forma de un cometa natural, con un núcleo más condensado, una coma de 500 kilómetros de diámetro y cola con rayos que eran expulsados a decenas de kilómetros por segundo del núcleo.

Lo que sorprendió a los científicos fue que el núcleo en vez de tener una trayectoria recta tuvo un desvío lateral, debido a las cavidades diamagnéticas que se formaron al interrumpir el plasma comprimido el flujo del viento solar. Pero lo más sorprendente de todo es que fue un cometa artificial… y efímero: duró sólo 5 minutos.

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