Fue
en la fiesta de San Cirilo, el 9 de febrero de 1913, a las 9.15 de una noche de
invierno, cuando numerosos residentes de los Estados Unidos y Canadá pudieron
presenciar un evento sumamente extraño: un desfile de bólidos atravesando el
cielo, ocupando una estrecha franja del firmamento desde el noroeste hacia el
sureste. Su trayectoria no era la de los meteoros, que parecen radiar desde una
pequeña área del cielo, sino que cruzaban el cielo uno de tras de otro, como en
una procesión de bólidos.
No
hay números exactos, pero habrían sido centenares según los testigos. Los
números son imprecisos, pero los testigos no tuvieron mucho tiempo: todo el
evento duró entre 3 minutos y medio y 5 minutos. Corto pero espectacular: el
desfile iba acompañado de un estruendo que, según algunos testigos, hizo
temblar las casas.
Los
bólidos iban agrupados en 4 o 5 grupos separados, los más grandes abriendo
camino y los más pequeños detrás. Los bólidos que llevaban la delantera eran
los más grandes (unos 60 en total, con una duración de unos 40 segundos), algunos
¡con el tamaño de la Luna! El color de los bólidos “principales” era entre
rojizo-amarillento y violáceo y varios eran seguidos por colas, como si fueran
cometas.
Este
evento fue verdadero, también se lo conoce como “La gran procesión meteórica de
1913” ¿Cuál sería la explicación astronómica? La veremos en la próxima entrada.

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