Una historia
poco conocida de la ciencia argentina es la decisiva participación de la
Argentina en la realización del primer cometa artificial (al que nos referimos
en una entrada anterior, http://cometasentrerios.blogspot.com.ar/2016/06/un-cometa-artificial.html).
La capa
superior de la atmósfera recibe un constante bombardeo de partículas, sobre
todo provenientes de la radiación solar. Esto produce una franja
permanentemente cargada electrónicamente que se denomina ionosfera, saturada de
electrones libres y ubicada entre los 60 y los 1000 kilómetros de altura sobre
nuestro planeta. Las comunicaciones de larga distancia utilizan a la ionósfera
como medio de propagación. Por ello es objeto de estudio detallado y constante,
habiendo todavía manifestaciones ionosféricas no suficientemente conocidas.
Una de las
autoridades mundiales en los estudios de la ionosfera y magnetosfera es el
argentino Comodoro Dr. Arnaldo Valenzuela, que fue nada menos que Director
Científico del Instituto Max Planck de Alemania. Fruto de su carrera en
Alemania fueron numerosos trabajos conjuntos con Argentina, como el programa
EGANI (Experiencias Germano-Argentinas con Nubes Ionizadas) iniciado en
1972, y la Experiencia de Puntos Conjugados desde la
Antártida Argentina (1975), cuando se lanzó sobre la Base Marambio una nube de
plasma visible y se observó su desplazamiento a lo largo de las líneas del
campo magnético terrestre. Valenzuela se doctoró en física en el Instituto
Balseiro. También fue director de la Comisión Nacional de Investigaciones
Espaciales entre 1986 y 1988.
El primer cometa artificial de la
historia consistiría en una inyección de bario realizada desde el satélite
alemán IRM (Ion Release Module) que surcaría la magnetosfera terrestre mientras
sería observado y filmado desde un Boeing 707-320C de la Fuerza Aérea Argentina
y un Convair 900 de la NASA. El director científico del proyecto AMPTE (Active
Magnetospheric Particle Tracer Explorers) era el Comodoro Dr. Arnoldo
Valenzuela.
En la edición
de Septiembre-Octubre de 1991 de la revista Aeroespacio el propio Dr.
Valenzuela explicaba el rol argentino y la conveniencia de usar aviones para el
experimento:
“El Dr.
Valenzuela explicó a Aerospacio la conveniencia de utilizar aeronaves para las
observaciones, en lugar de hacerlo con satélites. “El avión brinda una gran
flexibilidad, ya que permite cambiar el rumbo a voluntad, mientras que el
satélite tiene una órbita prefijada. Argentina está especialmente calificada en
el área espacial de la física de plasma. Debe recordarse que fuimos los únicos
que realizamos este tipo de trabajos y no hay otros proyectos el mundo. La prueba
de ello es que un país como la URSS nos haya solicitado permiso para tomar
parte de este programa”.
Un detalle
curioso es el “curriculum vitae” del Boeing 707 argentino matrícula TC-91 que
participó del experimento: fue encargado por el Presidente Perón en 1973 para
ser el avión presidencial, aunque no llegó a serlo, fue destinado a la Fuerza Aérea Argentina, Grupo de Transporte Aéreo de la I Brigada
Aérea delPalomar, Provincia de Buenos Aires. Entró en combate en Malvinas, en
1984 participó del experimento que reseñamos, luego fue el avión presidencial
del Dr. Alfonsin, realizó transporte del personal del Ejército en misiones de
paz a Croacia, Mozambique, Haití y Chipre. Su último vuelo fue en 2006 y desde
entonces se encuentra, junto con los otros 4 Boeing 707 de la Fuerza Aérea, abandonado
esperando el anunciado desguace, lo que incluso ha generado protestas en las
redes sociales, ya que son aviones con relativamente poco uso e incluso al
TC-91 los alumnos de la Escuela Técnica de la Base El Palomar le hacen
mantenimiento.
Las fuentes de esta serie de entradas
son los siguientes artículos:
“Un hacedor de universos argentino” por
Pedro Ugarte en “Aeroespacio” nº 436 (noviembre-diciembre 1983).
“El primer cometa artificial” por Rubén
Oscar Palazzi en “Aeroespacio” nº 444 (marzo-abril 1985).
“El satélite CRRES estudia la
atmósfera” por Ricardo Mendez en “Aeroespacio” nº 483 (septiembre-octubre
1991).
La idea
original de esta serie de entradas pertenece a Juan Manuel Biagi-experto en
astronáutica de la Asociación Entrerriana de Astronomía, quien me facilitó las
publicaciones mencionadas.
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