Publicado en:
Imagen 3D del acantilado de Aswan antes y después de su colapso.
Inicialmente se observó que el acantilado tenía una fractura de 70 m de longitud y 1 m de ancho, separando un
bloque colgante de 12 m .
Tras el colapso se observa material brillante, prístino, en la pared del
acantilado, con escombros nuevos al pie del mismo. Crédito: ESA/Rosetta/MPS for
OSIRIS Team MPS/UPD/LAM/IAA/SSO/INTA/UPM/DASP/IDA; F. Scholten & F.
Preusker.
Científicos de Rosetta han encontrado la primera conexión
firme entre una emisión de polvo y gas y el colapso de un acantilado prominente
que, a su vez, ha dejado al descubierto el prístino interior helado del cometa.
Durante la misión de dos años de Rosetta en el cometa
67P/Churyumov–Gerasimenko se han observado frecuentes explosiones
repentinas y de corta duración. Aunque la causa precisa ha sido objeto de mucho
debate, las emisiones parecen apuntar al colapso de superficies débiles y
erosionadas, con la contribución de material volátil que queda repentinamente
al descubierto y se calienta. Ahora los científicos han establecido la primera
conexión definitiva entre una explosión y el derrumbe de la cara de un acantilado,
lo que nos ayudará a comprender las fuerzas que controlan estos sucesos.
Las primeras imágenes de cerca del cometa, tonadas en
septiembre de 2014, revelaron una fractura de 70m de largo y 1 m de ancho sobre el borde del
acantilado llamado Aswan, en la región de Seth del cometa, en su lóbulo grande.
Durante el transcurso del año siguiente, mientras el cometa se acercaba al Sol
a lo largo de su órbita, el ritmo al que los hielos enterrados se evaporaban y
arrastraban polvo al espacio fue creciendo. Emisiones esporádicas y breves de
polvo y gas señalaban esta actividad subterránea.
Una de estas explosiones fue captada por la cámara de
navegación de Rosetta el 10 de julio de 2015, que podría ser relacionada con
una porción de la superficie del cometa que incluye la región de Seth. La
siguiente ocasión en que se observó el acantilado de Aswan, cinco días después,
se halló un borde brillante y afilado en el lugar donde previamente se había
identificado la fractura, junto con muchas rocas de varios metros, de tamaño,
al pie del acantilado de 134 m
de altura. “La última vez que vimos la fractura intacta fue el 4 de julio y en
ausencia de otra explosión que fuera registrada en el periodo de diez días
siguiente, ésta es la prueba más sólida que tenemos de que la explosión
observada estaba directamente relacionada con el colapso del acantilado”,
explica Maurizio Pajola, director del estudio.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario