Uno
de los misterios más fascinantes, a mi parecer, de la historia de la astronomía
es el hecho de que los caldeos, una de las civilizaciones antiguas más
avanzadas en el estudio de los astros, no solamente no consideraban que los
cometas fuesen un fenómeno atmosférico, como fue el criterio mayoritario en la
antigüedad (y a través de Aristóteles en la Edad Media e incluso hasta el siglo
XVIII), sino que eran astros similares a los planetas. Sabemos de esto gracias
al libro de Séneca “Cuestiones Naturales”, quien parece seguir esta doctrina
minoritaria de la astronomía griega, refiriéndose a dos astrónomos que estudiaron
en Babilonia: Epígenes y Apolonio de Mindo. Pueden leer esta entrada
relacionada:
http://cometasentrerios.blogspot.com/2014/02/seneca-y-los-cometas.html
¿Habrán
llegado a la conclusión de que los cometas son periódicos por haber repetido
observaciones? Hipótesis tentadora, pero incomprobable. Estobeo, en su Antología
de Extractos, menciona las opiniones de los caldeos sobre los cometas: “Los
caldeos creían que los cometas eran otros planetas, unas estrellas que permanecen
escondidas durante un tiempo porque están demasiado alejadas de nosotros y que
aparecen cuando descienden hacia nosotros y que aparecen cuando descienden hacia
nosotros, según las leyes que le están prescriptas; que los llaman cometas aquellos
que ignoran que se trata de verdaderas estrellas que parecen apagarse cuando
regresan a su propia región, cuando vuelven a sumergirse en el profundo abismo
del éter, como los peces en el fondo de la mar”.
No
debemos olvidar la importancia de hipótesis sin comprobar que iniciaron la búsqueda
de la verdad a través de la observación guiada por las mismas, como la
influencia de Séneca sobre Halley en nuestro tema y de Plutarco sobre Kepler y
Galileo respecto a la verdadera naturaleza de la Luna.