martes, 6 de febrero de 2024

UN COMETA DESCUBIERTO EN ARGENTINA (Y NO RECONOCIDO)

 


Este estupendo texto de Santiago Paolantonio (como todos los de esa colección maravillosa sobre Historia de la Astronomía que lleva adelante) narra una historia de injusticias en la época de oro de la astronomía argentina, referida al cometa al que nos referimos en la entrada anterior:

Quién descubrió el cometa 1941 B2?

por Santiago Paolantonio

 

Mientras las bombas caían en un mundo en guerra, a principios de 1941 hizo su aparición en los cielos australes un notable cometa, de gran brillo y extensa cola.

El nuevo objeto (1941c, C/1941 B2, 1941 IV) fue observado el 24 de enero por los astrónomos Martín Dartayet, Jorge Bobone y Armando Cecilio desde el Observatorio Nacional Argentino en Córdoba (Willemöes 1999, Paolantonio 2010). El evento tuvo una inmediata repercusión en la prensa local y nacional[1], producto de un hábil manejo del Dr. Enrique Gaviola, director del observatorio, que aprovechó la oportunidad para promocionar el actuar de la institución. Los periódicos locales lo anunciaron como el cometa Dartayet – Bobone – Cecilio.

Sin embargo, otros varios observadores divisaron el cometa, R. P. de Kock y J. S. Paraskevopoulos desde Sudáfrica, E. Roubaud y A. Pochintesta desde Montevideo y R. Grandon desde Santiago de Chile (Sisteró 1973, Gaviola 1941).Este hecho y la presencia de otro cometa, generaron confusión y una diputa sobre la “paternidad” del nuevo objeto.

Múltiples descubridores y una gran confusión

El 5 de septiembre de 1940, Leland Erskin Cunningham del Harvard Observatory, había descubierto el cometa C/1941 R2 en los cielos del norte. El cometa aumentó su brillo y desarrolló una larga cola, llamando la atención de astrónomos y público en general. Fue destacado en la prensa como el más brillante desde el paso del Halley ocurrido en 1910 (Revista Life, 23/12/1940, p. 40). En su camino al máximo acercamiento al Sol, que ocurriría a fines de 1940, se desplazó rápidamente a declinaciones australes. Desde los primeros días del nuevo año, un gran número de observadores del hemisferio sur esperaron ansiosamente el retorno del gran cometa.

J. Bobone y M. Dartayet fueron los primeros en observar nuevamente al Cunningham el 21 de enero, que se presentó con una luminosidad muy inferior a la anticipada, por lo que resultó difícil de identificar. Como era costumbre desde hacía varios años, el avistamiento fue comunicado a los observatorios de La Plata, Chile, Montevideo, Río de Janeiro y al de Harvard, encargado de difundirlo al resto de las instituciones astronómicas del mundo (Gaviola 1941).

El hecho de que el Cunningham fuera mucho más débil de lo previsto, y que el nuevo cometa (1941c) hiciera su aparición relativamente próximo a la posición de aquél, como se verá, provocó múltiples confusiones.

Reginald Purdon de Kock, un prolífico observador de estrellas variables de Paarl, Sudáfrica, encontró accidentalmente en la madrugada del 15 de enero, un objeto nebuloso con una pequeña cola, se trataba de la primera observación de 1941c. Ubicado en la constelación de Norma, estimó su magnitud en 5,8. Inmediatamente comunica la novedad a los observatorios de Ciudad del Cabo y Johannesburgo, donde el objeto fue fotografiado tres días más tarde (Stoy 1941, Sisteró 1973). Sin embargo, no queda claro si de Kock lo identificó como un nuevo cometa, ni la causa por la que no se envió la novedad a Harvard, teniendo en cuenta que de cualquier modo, se trataba de una observación muy importante.

También desde Sudáfrica, el Dr. John S. Paraskevopoulos, director de la “Boyden Station” – perteneciente al observatorio de Harvard, ubicada en Bloemfontein –, observa el cometa el 23 de enero a las 5h 24min, tiempo de Greenwich (UT). Comunica la noticia a Harvard por medio de un telegrama que llega el 24, en el que destaca que si se trataba del Cunningham, las efemérides estaban sumamente equivocadas (Gaviola 1941), comentario que pone en evidencia sus dudas. Aparentemente, Paraskevopoulos no estaba al tanto de lo observado por de Kock.

El mismo 23 de enero a las 8h 36min (UT), Rómulo Grandon del Observatorio Nacional de Chile, en Santiago, también identifica el cometa, del que determinó su posición precisa en el cielo, esa noche y la siguiente (Gaviola 1941). Los valores encontrados fueron comunicados a Harvard por el director del observatorio Rosauro Castro, recién el 25 de enero. El atraso en el envío del telegrama solo se justifica si consideraban que el objeto observado era el Cunningham, el cual sabían había sido recuperado en Córdoba unos días antes.

A las 6h (UT) del 24 de enero, Eduardo Roubaud y Alberto Pochintesta del Observatorio de Montevideo, también observan el cometa, al que le realizaron una fotografía (Gaviola 1941). Esta observación tampoco fue comunicada, nuevamente por considerar que se trataba del Cunningham.

En la madrugada de ese mismo día, en Córdoba, Dartayet, Bobone y Cecilio, obtienen una placa fotográfica del Cunningham a las 8h 13min (UT) con la intención de determinar su posición. Al revelarla, se percataron de la presencia de otro cometa ubicado a unos 30° de distancia. Una nueva toma realizada con la astrocámara Saegmüller – Brashear, permitió obtener su posición con precisión. Convencidos de ser los primeros en observar el nuevo cometa, el descubrimiento fue anunciado sin demoras al observatorio de Harvard.

También en Córdoba, ese 24, el cometa fue divisado y fotografiado por Dr. Martínez Villada[2], minutos antes que en el observatorio – 7h 54min (UT) –. Por la tarde, Martínez Villada se acercó al Observatorio Nacional preguntando si se trataba del Cunningham. Su observación fue inmediatamente comunicada al observatorio norteamericano (La Voz del Interior 27/1/41).

Reclamos y una decisión injusta

Como puede verse, la detección del Cunningham en Córdoba y su rápida comunicación, la proximidad entre éste y el nuevo cometa y el hecho de que el brillo de este último fuera como el esperado para el primero, generó una gran confusión.

A modo de síntesis, 1941c fue detectado primeramente por de Kock. Sin embargo, los astrónomos del observatorio cordobés fueron los primeros en reconocer sin ambigüedad que se trataba de un nuevo cometa. Mientras que Paraskevopoulos tenía sus sospechas, el resto de observadores lo identificaron como el Cunningham.

Enterado de estas circunstancias[3], el Dr. Gaviola pide aclaraciones a Harvard sobre los telegramas recibidos en relación al nuevo cometa. En un artículo publicado en la Revista Astronómica (Gaviola 1941) argumenta que, de acuerdo a sus averiguaciones, el nombre del nuevo cometa debía ser Dartayet – Bobone – Cecilio. Convencido de tener la razón, organiza una cena en reconocimiento a los descubridores, en el hotel España de la ciudad de Córdoba.

Fuera de de Kock, los demás astrónomos observaron el cometa en un lapso de 24 horas, por lo que todos deberían tener el derecho al honor de figurar en el nombre del objeto.

Los múltiples descubridores y las circunstancias en que se dieron las observaciones, hicieron difícil la decisión sobre como denominar a 1941c, en particular teniendo en cuenta la recomendación de no incluir más de tres nombres en la misma.

Finalmente, el cometa 1941c fue llamado “de Kock – Paraskevopoulos”.

A todas luces, se trata de una denominación que deja injustamente sin el preciado anhelo de ver perpetuados sus nombres, a varios sacrificados observadores (lamentablemente todos latinoamericanos).

Sin embargo, hay que admitir que no sería práctico llamar al notable cometa 1941 B2 “de Kock, Paraskevopoulos, Dartayet, Bobone, Cecilio, Grandon, Rouband, Pochintesta, Martínez Villada”.


Fuente:

Paolantonio, S.  (2010). ¿Quién descubrió el cometa 1941 B2. Disponible en https://historiadelaastronomia.wordpress.com/ cometa1941/. Recuperado el 7-2-2024.


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