martes, 27 de marzo de 2018

COMETAS Y ASTEROIDES BAÑAN A MARTE CON MATERIALES ORGÁNICOS


Por Jake Parks (Revista Astronomy)




Un nuevo estudio sugiere que los impactos de cometas y asteroides, que contienen compuestos orgánicos, son responsables de aproximadamente el 30 por ciento del material orgánico que se encuentra en la superficie marciana. El concepto de este artista (de una misión Mars Scout propuesta pero no realizada) muestra el impacto de una sonda de alta velocidad similar a un meteorito grande.
Universidad Estatal de Arizona / Ron Miller
Durante décadas, los astrónomos sospecharon que Marte podría estar lleno de orgánicos, que son moléculas basadas en el carbono como proteínas, carbohidratos y ácidos nucleicos. Sin embargo, no fue sino hasta 2015 que el rover Mars Curiosity descubrió la primera evidencia que mostraba que estos compuestos que sustentan la vida no solo estaban presentes, sino que también estaban esparcidos por todo el planeta rojo.
En ese momento, los astrónomos sospechaban que los orgánicos hacían autostop a Marte casi exclusivamente a bordo de diminutas partículas de polvo interplanetarias (que son increíblemente comunes y causan la mayoría de los meteoros aquí en la Tierra). Pero ahora, solo tres años después, una nueva investigación sugiere lo contrario.
En un nuevo estudio que se publicará el 15 de julio en la revista Icarus, un equipo internacional de investigadores descubrió que alrededor de un tercio del material orgánico en Marte había sido liberado por impactos de asteroides y cometas. Para determinar esto, los investigadores crearon un modelo de computadora del sistema solar que incluía cientos de miles de asteroides y cometas. Luego utilizaron Peregrine, una supercomputadora de la Universidad de Groningen en Holanda para ejecutar múltiples simulaciones.
Después de ejecutar las simulaciones durante unas semanas, los investigadores se sorprendieron al descubrir que los cometas y los asteroides son probablemente responsables de aproximadamente un tercio de las 192 toneladas de carbono que caen en Marte cada año. Más específicamente, encontraron que los asteroides entregan alrededor de 50 toneladas de material orgánico por año (26 por ciento), mientras que los cometas representan alrededor de 13 toneladas (7 por ciento).
Estos hallazgos también encajan perfectamente con el reciente descubrimiento de que las moléculas orgánicas constituyen casi la mitad del cometa 67P, que fue visitado por la nave espacial Rosetta en 2014.
Según las simulaciones, los cometas y asteroides bañan a Marte con aproximadamente un tercio de sus compuestos orgánicos en general. Los otros dos tercios provienen del polvo espacial interplanetario.
Además, a diferencia de la caída de polvo interplanetario, que distribuye orgánicos de forma un tanto uniforme sobre toda la superficie marciana, los compuestos orgánicos entregados por los asteroides y los cometas se concentraron en unas 93 millas (150 kilómetros) de cráteres de impacto. Este es un hallazgo importante porque podría afectar el análisis de las muestras in situ tomadas por los rovers de Marte actuales y futuros.
Los nuevos hallazgos no solo tienen implicaciones para las futuras misiones de Marte, sino también para la investigación exoplanetaria. De acuerdo con Kateryna Frantseva, una estudiante de doctorado de la Universidad de Groningen y autor principal del estudio, en un comunicado de prensa, "Cerca de otras estrellas, también hay exo-asteroides y exo-cometas que pueden regar las superficies de los exoplanetas con carbono. Si, además de eso, hay agua, entonces tienes los ingredientes necesarios para la vida".
Aunque estamos muy lejos de explorar las superficies de los exoplanetas para obtener carbono, uno de los objetivos principales del recientemente retrasado Telescopio Espacial James Webb será estudiar las atmósferas de los exoplanetas. Pero, hasta entonces, los investigadores planean centrarse en Mercurio, donde esperan revelar cuánta agua se ha derramado sobre el planeta más pequeño y más interno de nuestro sistema solar.
Traducción de:


lunes, 26 de marzo de 2018

¿VOLVEREMOS AL COMETA 67P/CHURYUMOV-GERASIMENKO EN 2029? LA MISIÓN CAESAR FINALISTA DE “NEW FRONTIERS” DE LA NASA (PARTE 2)



Volver al 67P es la mejor opción, claramente. Los dos años de observación continua de la misión Rosetta (y las pocas horas de Filae) han generado una enorme cantidad de datos, es el cometa más conocido por lejos en todos sus aspectos, es el único del que tenemos cartografía. Y eso es fundamental, no solamente para programar la extraída de material sino también para que los datos que se extraigan de ese material se complementen con los de la misión europea. Las objeciones que se han producido sobre “repetir cometa” no tienen peso alguno.
La misión tiene un atractivo fundamental, poder analizar los componentes orgánicos (tolinas, es un término acuñado por Carl Sagan) que sabemos gracias a Rosetta que existen en el 67P. Y ese análisis podrá realizarse con las muestras en la Tierra, con toda la tecnología disponible en nuestros laboratorios, y con la posibilidad de analizar las muestras en el futuro todas las veces que se pueda. Esas muestras, como dijimos en la entrada anterior, se obtendrán con un “sorpaso” de la sonda sobre la superficie del cometa y la extensión de un brazo que generará una especie de disparo de nitrógeno para que las partículas del regolito de la superficie del núcleo se acumulen en el contenedor en el otro extremo del brazo. Se prevé recoger entre 100 y 800 gramos de polvo y gas cometario, con fragmentos de hasta 4.5 centímetros. Luego el sistema separará las sustancias volátiles de las sólidas en contenedores separados y preservará las muestras en frío. CAESAR volverá después a la Tierra y en órbita los contenedores con las muestras se colocan en una cápsula que reingresará en la atmósfera en 2038 en una misión similar a la Stardust.
Un último dato, la CESAR será propulsada por un motor iónico, el medio de propulsión actual más adecuado para misiones interplanetarias, que usa un haz de iones (átomos cargados eléctricamente por energía solar) de Xenón. El motor se llama NEXT (NASA Evolutionary Xenon Thruster), y CAESAR será la primera nave espacial en usarlo… si logra vencer la competencia.

viernes, 16 de marzo de 2018

¿VOLVEREMOS AL COMETA 67P/CHURYUMOV-GERASIMENKO EN 2029? LA MISIÓN CAESAR FINALISTA DE “NEW FRONTIERS” DE LA NASA (PARTE 1)



Los fanáticos cometarios estamos contentos. De los dos proyectos finalistas del concurso de propuestas de exploración del sistema solar de la NASA “New Frontiers”, una es una misión que se propone recoger muestras de un núcleo cometario: CAESAR (Comet Astrobiology Exploration Sample Return). Las anteriores misiones New Frontiers seguramente les sonaran: la 1 es la sonda Hew Horizons (que ya llegó a Plutón), la 2 es la sonda Juno (que ya llegó a Júpiter) y la 3 es la sonda OSIRIS-REx, cuyo destino es el asteroide Bennu para recoger muestras de su suelo (llegará en 2020). La cuarta misión se decide en 2019 y el lanzamiento sería en 2024. La NASA había fijado una serie de objetivos para los propuestas (Venus parecía el más interesante, a los lunáticos nos gustaba la recogida de muestras de la cuenca Aitken, en la cara oculta) y finalmente el 20 de diciembre pasado se eligieron las “finalistas”: CAESAR y “Dragonfly”, una sonda que sobrevolará diversas regiones de Titán, la súper interesante luna de Saturno (aunque no pasará por sus famosos lagos de metano).
La misión sería un auténtico avance científico porque su objetivo es recoger de la superficie del cometa y traerlas de vuelta a la Tierra. La sonda tiene un diseño similar a las sondas OSIRIS-REx de la NASA y Hayabusa 2 de la agencia espacial japonesa JAXA que se proponen recoger muestras de asteroides y regresarlas. No se descenderá sobre el cometa sino que se lo sobrevolará, luego de estar varios meses en órbita para elegir el sitio, utilizando un brazo robótico en lo que se conoce como TAG (Touch-And-Go). Luego la sonda volverá a nuestro planeta y las muestras contenidas en una cápsula que proveerá JAXA (que ya ha recuperado muestras del asteroide Itokawa en 2010 con la misión Hayabusa 1).
El lanzamiento sería en 2024, el encuentro con el 67P en 2029 y para 2038 tendríamos las muestras en la Tierra.
¿Por qué el 67P? Lo veremos en la próxima.

jueves, 8 de marzo de 2018

COMETA IKEYA-ZHANG (1661 Y 2002)


Con Juan Manuel Biagi, frecuente colaborador y ferviente buscador de material para Cometaria, somos admiradores de “Theatrum Cometicum”. Es una enciclopedia de todos los cometas que existieron hasta 1667, cuando se publicó. Su autor es un clérigo y astrónomo aficionado polaco llamado Stanislaw Lubienecki. Es probable que no podamos confiar en la exactitud de los datos de los cometas en la antigüedad, pero el registro de los cometas modernos es claramente detallado. Y tanto que en 2002, cuando el 1º de febrero un astrónomo aficionado japonés y otro chino descubrieron independientemente el cometa C/2002 C1 Ikeya-Zhang, el astrónomo japonés Syuichi Nakano calculó, con los elementos orbitales, que era un cometa periódico, con anteriores perihelios en 877, 1273 y 1661. Y en Theatrum Cometicum encontramos la observación de Erhardus Weigelius (Jena, Alemania) de ese año y un grabado tan preciso como hermoso, como todos los del libro.
Así se veía en 1661:




Y así en 2002 (por Rolando LIGUSTRI and Lucio FURLANETTO)



jueves, 1 de marzo de 2018

EL ACERCAMIENTO QUE NO FUE. LAS VOYAGER Y EL COMETA KOHLER



Nuestro experto en astronáutica Juan Manuel Biagi nos envió esta rareza de sus archivos, el número 10 del “Mission Status Bulletin Voyager” del 20 de octubre de 1977. A esa fecha, la Voyager 1 estaba a 39 millones de kilómetros de la Tierra (nada, si pensamos que desde 2012 es el primer objeto humano en entrar en el espacio interestelar), habiendo sido lanzada el 5 de septiembre de 1977. La Voyager 2 estaba a ese día a 48 millones de kilómetros, todavía delante de su sonda gemela y aprovechando la ventaja de haber sido lanzada antes (20 de agosto de 1977). Luego, por los enviones gravitatorios propios de cada misión, la Voyager 1 la sobrepasaría para siempre.
En ese boletín se anuncia la oportunidad que tenían ambas Voyager de estudiar un cometa recientemente descubierto, el 1977 XIV Kohler, descubierto como una manchita difusa de magnitud 10 por el aficionado norteamericano Merlin Kohler el 4 de septiembre de 1977. El descubrimiento lo realizó con un telescopio de 20 cm., en esos felices tiempos en que los aficionados descubrían la mayoría de los cometas.
Para la fecha del boletín el Kohler se acercaba a la Tierra, con la que tendría su máximo acercamiento el 10 de noviembre de 1977. La idea era que en fecha 2 de noviembre (Voyager 2) y 8 de noviembre (Voyager 1), cuando se acercaran al cometa, las sondas fueran programadas para lo que sería el primer acercamiento de una nave espacial a un cometa.
La idea era osada, cambiar el programa de las sondas más ambiciosas lanzadas hasta ese momento, a pocos días de su despegue para estudiar un cometa descubierto luego del lanzamiento (por lo que nada se sabía de él).
La idea se dejó de lado posteriormente, por cuanto el cometa se dirigía directo al Sol y la exposición directa de las cámaras de las sondas a la luz solar podría dañarlas.
Hubo que esperar unos años hasta que la primera sonda contactara con un cometa. Ya lo hemos tratado en una entrada anterior. ¿Recuerdan cual fue?
Esta hermosa imagen del cometa Kohler se encuentra en una pequeña web (www.cometkohler.com ), que solamente contiene los elementos orbitales y una imagen, la que reproducimos. La web tiene como encabezamiento “ A mi padre, Merlin Kohler”. Y es muy emotiva.