Hoy la NASA anunció la confirmación de la sospechada presencia de agua
congelada en la Luna, un descubrimiento fundamental para futuros asentamientos
humanos que puedan aprovecharla in situ. El agua congelada, como se sospechaba
también, se encuentra repartida en la superficie, incluso las zonas expuestas al calor solar, como el cráter Clavius, pero es en las trampas frías, lugares donde la luz del Sol no llega
nunca y las temperaturas son incluso inferiores a algunos planetas exteriores, donde realmente está en grandes cantidades. Pero esa agua no es originaria de la Luna, que perdió todos sus volátiles muy
temprano en su historia geológica. Es agua que han traído los asteroides y
sobre todo, los cometas. Un cometa de apenas 2 kilómetros de diámetro contiene
aproximadamente 40 millones de toneladas de agua, y debemos repetir quizás por
millones de impactos de cometas. La mayoría del agua se vaporizaría en el impacto,
pero una buena parte formaría una atmósfera temporal que podría no escapar al
espacio y condensarse en esos lugares especialmente fríos, sobre todo en los
polos, que nunca son alcanzados por la luz solar, creando las trampas heladas de
agua congelada que ahora se han descubierto. Así que cuando vivamos en la Luna,
esperemos que sea pronto, beberemos agua llegada en cometas y la usaremos para crear
propelente para seguir nuestra aventura espacial, seguramente hacia Marte.
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