Sin dudas, el retorno del cometa Halley en 1910 fue
uno de las más esperados, ya que pasaría tan cerca de nuestro planeta que
atravesaríamos su cola (lo que terminó sucediendo, aunque sin las consecuencias
esperadas). En el Observatorio Astronómico de Córdoba, templo de la astronomía
argentina, se lo esperaba ansiosamente, sumando a su conjunto de instrumentos
una novedad alemana (de donde venían la mayoría de los instrumentos ópticos de
calidad). Se trataba de un “telescopio fotográfico” fabricado en Berlín por el
fabricante de instrumentos Hans Heele. Lo sumó en los papeles, porque el aparato
terminó llegando recién llegó varios años después, “cuando el Halley no era más
que un recuerdo”, en las melancólicas palabras del Director del Observatorio
Charles Perrine (y encima parece que no fue de gran calidad). Una historia de
doble valor: las dificultades que siempre sufrió la astronomía argentina y el
valor para superarlas, ya que el Observatorio de Córdoba realizó enormes
aportes a la observación del Halley en 1910. La anécdota puede leerse en el
capítulo dedicado al Observatorio de Córdoba en Historia de la Astronomía
Argentino de Santiago Paolantonio y Edgardo Minitti.
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