martes, 3 de noviembre de 2015

LOS MISTERIOS DEL COMETA DONATI

El 2 de junio de 1858 el astrónomo italiano Giovanni Battista Donati descubrió el cometa que lleva su nombre, uno de los grandes cometas del siglo XIX. Si uno realiza una búsqueda en Google Books de libros relativos a este cometa puede disfrutar, entre tantos otros, de “An account of Donati’s comet of 1858”, un opúsculo de George Bond, resumen del material aparecido en la revista inglesa “Mathematical Monthly”.
El libro es muy interesante en dos aspectos. El primero de ellos es que encontramos un resumen del conocimiento cometario de la época. En 1858 se consideraba que los cometas estaban (la traducción es siempre nuestra) “compuestos principalmente, y en muchos casos totalmente, de una tenue sustancia gaseosa o nebulosa, dotada de propiedades tan extraordinarias que prácticamente la hacen distinta de la materia, en el sentido ordinario del término” (pág.1). No se conocía el carácter gaseoso de la coma, que comenzará a develarse con la aplicación de la espectroscopía, por el propio Donati en 1864. Tampoco se sabía como era el núcleo y ni siquiera se sabía con certeza si todos los cometas lo tenían: “Todos los cometas presentan una condensación interna. Muchos tienen un pequeño punto estelar llamado núcleo” (hoy sabemos que no podemos observar el núcleo sino la parte más condensada de la coma) “que ocupa la posición de máxima densidad. En otros, esta característica está ausente” (pág.2).
El segundo aspecto interesante es la constatación de dos misterios para la ciencia astronómica de la época, para uno de ellos sabemos hoy la respuesta, para el otro podemos sólo adivinarla.
El libro es un informe detallado de cómo el Cometa Donati se va haciendo más brillante y grande y luego empieza a desarrollar su cola. Pero el 25 de septiembre de 1858 los observadores constatan asombrados dos características extrañas y que consideran relacionadas.

La primera de ellas es la emisión de un “rayo” de luz muy tenue que no sigue la curva de la cola “propiamente dicha” sino una línea recta opuesta al Sol, lo que hoy sabemos es la cola de gas ionizado.

 La segunda de ellas, que hace único al Donati, es “la interposición entre el núcleo y el Sol de varias pantallas redondeadas de densa nebulosidad llamadas “capas”, que rodean parcialmente el núcleo” (pág.3) en su lado cercano al Sol.
A partir del 25 de septiembre de 1858 los astrónomos pudieron observar como estos “envoltorios del núcleo”, que hoy sabemos serían capas de la coma cercana al núcleo, se formaban y eran eyectados por “la influencia de la luz y el calor del Sol, o posiblemente por alguna emanación desconocida de la misma fuente” (pág.14), que sería responsable también por los “rayos” rectos en dirección contraria al Sol. Los astrónomos no conocían la existencia del llamado “viento solar”, que sería descubierto en 1951, pero presentían la existencia de una fuerza cuyo cómputo les faltaba.
En los grabados de la época se ven perfectamente las misteriosas “capas” expulsadas por el Donati:



Estas capas surgían a intervalos promedios de 4 días, pero sin una regularidad clara. Entre el 2 y el 20 de octubre se observaron 4: una el 4, otra entre el 8 y el 9, otra el 15 y la última el 20.
Como dijimos antes, la astronomía no conocía la acción del viento solar y mucho menos la rotación del núcleo. La explicación que se ha dado tiene que ver precisamente con la rotación del núcleo y la exposición al Sol: “La explicación más inmediata es que un trozo de superficie helada queda expuesta a la luz solar y se evapora explosivamente; la rotación del cometa puede exponer consecutivamente esta superficie a la noche y al día y cada rotación genera nuevas comas en la cara dirigida al Sol” (“El Cometa”, de Carl Sagan, pág.190).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario