Ya
hemos abrevado en esta belleza de libro del siglo XVIII escrito por Jean
Philippe Loys de Cheseaux. Ahora quería traducir algunos párrafos que exponen
la teoría cometaria vigente en 1744, cuando salió este libro inspirado por el
Gran Cometa de 1743. Es un curioso momento, en el que se sabía todavía poco:
“Un gran volumen no sería suficiente si se
quisiera reunir todo los que los filósofos y los astrónomos han escrito sobre
los cometas, pero si nos atenemos a las opiniones que parecen más verosímiles,
bastarían algunas páginas” (p.12/13)
Pero
las leyes de la gravitación de Newton ya mostraban el camino, aunque la gran
prueba todavía no se había producido: el retorno del cometa Halley. Pero las
propias leyes newtonianas empezaban a confirmar la antigua teoría que Séneca
reportaba como propia de los caldeos y de los estoicos: los cometas son una “especie
de planetas”:
“Se
considere a los cometas como una especie de planetas tan antiguos como nuestro
mundo o se los considere como exhalaciones pasajeras, lo cierto es que sus
movimientos y rutas están determinadas por las leyes de gravitación o atracción
de Newton, cuya realidad parecen demostrar todos los fenómenos celestes. Esto
dicho, si los cometas son exhalaciones emanadas del Sol, deberían (aplicando
dichas leyes) salir de este astro en línea recta, lo que es manifiestamente
contrario a las observaciones de todos los cometas. Pero si los cometas son una
especie de planetas, es cierto que son muy distintos de los planetas
propiamente dichos (…) Los cometas pueden ser cometas menos densos que los
otros planetas y por ello menos calientes porque están destinados a pasar la
mayor parte de su órbita lejos de la fuente de calor que es el Sol. Esa poca
densidad les impide tener satélites. En ninguno de los cometas que se han
observado con telescopios desde hace 80 años y que se han acercado a la Tierra
más que ningún otro planeta se han observado satélites”. (p.36/37).
Sorprende
la conclusión del sabio francés, a casi 3 siglos, una verdadera anticipación de
la nube de Oort y de la pluralidad de sistemas planetarios:
“Los
cometas serían planetas singulares, destinados a ocupar la parte del espacio
que se encuentra entre el Sol y las estrellas fijas, espacio realmente inmenso
y necesario para separar a los diferentes sistemas del Universo y evitar la
atracción entre ellos” (p.40).
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