Una
de las cuestiones planetarias más interesantes es sin dudas la del origen del
agua presente en nuestro planeta: ¿Tuvo origen en nuestro planeta o vino con
los impactos de asteroides y cometas? Los cometas tienen núcleos con gran
cantidad de hielo de agua, por lo que la posibilidad de analizar el agua de los
cometas podría aportar evidencia definitiva. No ha sido así. El dato para
diferenciar si el agua cometaria es similar a la terrestre es la cantidad de
hidrógeno pesado (deuterio, un isótopo del hidrógeno que tiene un neutrón y un
protón en vez del protón solitario del hidrógeno común) que aparece. En la
mayoría de los cometas analizados (1P/Halley, C/1996 B2 Hyakutake, C/2009 P1
Garrard, 8p/Tuttle, C/2002 T7 Linear, 153P Ikeya-Zhang, C/1995 O1 Hale-Bopp) el
agua de los núcleos es agua pesada (oxígeno más deuterio) y por ende distinta al
agua de los océanos terrestres. Hace poco el análisis del agua presente en el
67P Churyumov-Gerasimenko también mostró que el agua de su núcleo no es similar
a la terrestre. Pero hay dos cometas cuya agua si es similar a la terrestre:
45P/Honda- Mrkos-Pajdušáková y 103P/Hartley 2, ambos
pertenecientes a la llamada “Familia de Júpiter”, aquellos cometas de periodo
corto cuya órbita no va más allá de Júpiter por la acción gravitatoria del planeta
más grande del sistema solar. Pero el 67P también lo es, y su agua no es
similar a la nuestra.
Ahora
se sumó un tercer cometa con agua en su núcleo similar a la de nuestros mares:
el 46P Wirtanen, cuya aproximación a la tierra fue espectacular hacia finales
del año pasado. El estudio fue realizado desde el Observatorio Aéreo SOFIA (Stratospheric
Observatory for Infrared Astronomy), un telescopio montado en un avión que
vuela en las capas superiores de nuestra atmósfera. La novedad es que los tres
cometas con agua similar a la nuestra pertenecen a una nueva categoría: los
cometas hiperactivos, a los que nos referiremos en la próxima entrada.
Científicos
a bordo de SOFIA
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