Finalmente,
el genio nos pone de frente al fin de nuestro planeta contado desde el más allá
(pues no hubo sobrevivientes): desprovista de nitrógeno, la atmósfera de
oxígeno puro no solamente es tóxica, sino que prepara la gigantesca
conflagración:
“¿Necesito pintarte,
Charmion, el desencadenado frenesí de la humanidad? Aquella tenuidad del cometa
que nos había inspirado previamente una esperanza era ahora la fuente de la más
amarga desesperación. En su impalpable, gaseosa naturaleza percibíamos
claramente la consumación del Destino. Y entretanto pasó otro día, llevándose
con él la última sombra de la Esperanza. Jadeábamos en aquel aire rápidamente
modificado. La sangre arterial batía tumultuosamente en sus estrechos canales.
Un delirio furioso se había posesionado de todos los hombres y, con los brazos
rígidamente tendidos hacia los cielos amenazantes, temblaban y clamaban. Pero
el núcleo del destructor llegaba ya a nosotros; aun aquí, en el Aidenn, me
estremezco al hablar. Déjame ser breve... breve como la destrucción que nos asoló.
Durante un momento vimos una terrible, cárdena luz que penetraba en todas las
cosas. Entonces... ¡inclinémonos Charmion, ante la sublime majestad de Dios el
grande!, entonces se alzó un clamoroso y penetrante sonido, tal como si brotara
de Su boca, y toda la masa de éter, dentro de la cual existíamos, reventó
instantáneamente en algo como una intensa llama roja, cuya insuperable
brillantez y abrasante calor no tienen nombre, ni siquiera entre los ángeles
del alto cielo del conocimiento puro. Así acabó todo”.
La
traducción es la de Julio Cortazar y el cuento entero se puede leer aquí:
http://cometasentrerios.blogspot.com/2014/02/el-fin-del-mundo-por-un-cometa.html
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