Estamos a pocas
horas de la tan esperada tormenta meteorítica de las Camelopardalidas. Estas partículas
de polvo pertenecientes al cometa periódico 209P/LINEAR nos tienen emocionados…
y angustiados.
Tenemos que
lidiar con nuestra latitud, desde Sudamérica y en especial desde Argentina no
podemos ver la zona del radiante, ubicada en la constelación de la Jirafa (“camelopardus” en
latín). Bueno, es obvio que desde Sudamérica no podemos observar jirafas.
Aquí el radiante, ilustración de la edición online de Sky and Telescope:
Esto ya lo sabíamos
con anterioridad, pero tiene un consuelo: podremos observar algunos meteoros
que aparecerán surgiendo desde el horizonte norte-noroeste. Si bien veremos sólo un porcentaje bastante
menor de lo que se podrá ver el hemisferio norte, ese porcentaje no será
desdeñable, ya que se espera una tasa de entre 100 y 400 meteoros por hora, con
la remota posibilidad de que se alcanzan los 1.000 meteoros por hora en un
cielo libre de contaminación lumínica.
También tenemos
que lidiar con la maldición del astrónomo: las nubes. En Paraná no hemos visto
el sol desde hace casi 10 días, y se acerca el día clave… y cada vez hace más
frío, lo que va a dificultar estar a gusto a la hora de la espera tormenta,
entre las 3,30 y las 4,30 del 24 de mayo, hora argentina (6,30 a 7,30 TU).
Pero las posibilidades de observar bólidos son altas, y hasta es posible que alguno sea tan grande como para que llegue un meteorito.
Estas son las
indicaciones de la Liga Iberoamericana
de Astronomía para los astrónomos amateurs: “Desde la Coordinación de la Sección Materia
Interplanetaria recomendamos observar por lo menos 3 días antes y tres días
después del máximo (24 de mayo). Para el hemisferio sur observar hacia el
horizonte norte en la zona de las constelaciones de Lira, Cisne y Andrómeda
tres horas antes de la salida del Sol”.
No sabremos si
podremos ver algo desde Argentina, pero es una oportunidad para saber más sobre
este hermoso espectáculo de las “tormentas meteoríticas”. Transcribo algunos párrafos
del excelente artículo de Josep Trigo que pueden leerse en: http://materiainterplanetarialiada.wordpress.com/2014/05/08/una-tormenta-meteorica-este-24-de-mayo/
En ese mismo
link podrán encontrar el siguiente gráfico, muy ilustrativo de la dinámica de
este fenómeno:
“Los meteoros
son fenómenos comunes pues desde el campo podemos ver varios a lo largo de una
hora en condiciones de buena oscuridad. Sin embargo, las tormentas
meteóricas son fenómenos celestes mucho más esquivos y requieren un encuentro
geométrico perfecto entre la trayectoria de la Tierra y las cortinas de
polvo que dejan los cometas. Una tormenta de este tipo viene definida cuando un
observador en condiciones ideales puede observar del orden de 1.000 meteoros en
una hora. Quizás se pregunten cómo puede producirse algo así. La explicación
radica en que los cometas están formados por una mezcla de granos minerales
refractarios, materia orgánica y compuestos volátiles en forma de hielo. Cuanto
más se acercan al Sol mayor es la sublimación de esos volátiles que, al ser
expulsados al espacio, impulsarán las pequeñas partículas sólidas en órbita
solar. Durante sus pasos próximos al Sol (conocidos como perihelios) los
cometas suelen desprender miles de toneladas de materiales cada segundo y, por
tanto, producen auténticos enjambres de partículas cuyas órbitas son parecidas
a la de su cometa. Los meteoroides contenidos en tales husos o
aglomeraciones, conocidas como cortinas de polvo (en inglés: dust trails)
producen las tormentas meteóricas que acontecen sobre la Tierra pocas veces en un
siglo”.
“Las tormentas
meteóricas son espectáculos celestes bastante breves pues la Tierra atraviesa en pocas
horas esos husos densos. Podríamos pensar que su periodicidad vendría dada por
el propio periodo orbital de los meteoroides pero en la práctica la estrechez
de esos husos de partículas y la rápida evolución orbital de esas partículas
(sometidas a perturbaciones gravitatorias con los planetas) hace que las
condiciones de encuentro con la
Tierra varíen y puedan no repetirse en décadas o siglos. De
hecho los meteoroides que forman esos husos de partículas, emitidos en un
determinado paso por el perihelio de su cometa, se mantienen juntos por plazos
relativamente breves, completando unas pocas revoluciones al Sol. En pocos
siglos las diferencias en la dirección y velocidad de eyección de cada
partícula y las perturbaciones planetarias hacen que sean redistribuidas
alrededor del Sol para producir las lluvias de meteoros de periodicidad anual”.
“El próximo
amanecer del día 24 de mayo tendremos una oportunidad única de asistir a un
encuentro con varias cortinas de polvo del cometa 209P/LINEAR como bien
ejemplifica esta animación realizada por José M. Madiedo (http://www.youtube.com/watch?v=fAv1lQNMPQ8).
Tal y como predijo el finlandés Esko Lyytinen hace casi una década la Tierra interceptará varias
regiones posiblemente plagadas de diminutos fragmentos de ese cometa periódico.
De acuerdo a los cálculos de Lyytinen los meteoroides del cometa 209P/LINEAR
incidirán sobre la atmósfera terrestre a una velocidad de unos 20 km/s, es
decir, a unos 72.000 km/hora. Al penetrar a esas velocidades en la atmósfera
terrestre la superficie del meteoroide queda expuesta a continuas colisiones
con lo que las partículas se calientan superficialmente hasta que sus
materiales se funden, fragmentan y evaporan durante la llamada ablación y dando
lugar entonces al meteoro o estrella fugaz en sí misma. Dada la geometría del
encuentro entre las cortinas de ese cometa y la Tierra los meteoros
parecerán proceder de un radiante situado en la constelación de la Jirafa (A.R.: 122º y
Dec.:+79º), aproximadamente a unos 10º por debajo de la estrella Polar. Una
integración orbital de un modelo que considera las partículas desprendidas en
los pasos por el perihelio del cometa 209P/LINEAR permite reconstruir la
posición en que esos husos de partículas cruzan la órbita terrestre. Fijémonos
en algo bastante inusual: prácticamente todas las cortinas de meteoroides
producidas por los pasos por el perihelio del cometa entre 1803 y 1924 cruzan
la órbita terrestre”.
Para los que
tengamos la desgracia de tener nubes y horizontes no despejados, podremos
seguir el espectáculo desde:
Y
No hay comentarios.:
Publicar un comentario