Los premios Darwin son una gran broma: se premia a
aquellas personas que por su estupidez hayan muerto o quedado estériles, de
manera que la eliminación de su potencial descendencia mejoraría a la raza
humana en su conjunto.
De una recopilación llamada “Los premios Darwin”
(Wendy Northcutt, RBA Libros, Barcelona, 2000) extraemos este premio otorgado a
quien perdió la vida tratando de observar esos fragmentos cometarios que
constituyen una lluvia de meteoros. Gloria y honor para este mártir de la
observación meteorítica:
“El viernes 13 Scott tuvo una experiencia
electrificante al tratar de observar la lluvia anual de meteoros. El candidato
a astrónomo había preparado su telescopio para ver mejor la bóveda celeste, pero,
por desgracia para él, no tomó antes la precaución de reflexionar sobre las
ventajas de utilizar el telescopio para meteoros. En estos casos, el telescopio
es realmente un estorbo. El amplio campo de observación que capta el ojo abarca
muchas más estrellas fugaces, sobre todo si el ojo evita las luces de la ciudad
para concentrar su atención en las montañas o en el desierto.
Tras demostrar que era mal astrónomo, Scott procedió a
demostrar que tampoco era buen electricista, porque como le molestaba el fulgor
de una farola cercana, se sirvió de unas pinzas para abrir la base de la farola
en cuestión y ponerse a cortar un cable de cuatro mil voltios. Kimberley, la
hermana de Scott, vio un súbito relámpago que lo tumbó de espaldas. Scott fue
declarado muerto en el hospital Hoag Memorial poco después de este desdichado
intento de observar los astros.
Scott tenía suficientes conocimientos técnicos para
construir un ordenador o para reparar una alarma eléctrica contra ladrones.
“Estaba tratando de resolver el problema,
pero lo hizo sin sentido común-se lamentó su padre-, no se dio cuenta de la
potencia del cable”. Un amigo de Scott añadió: “A Scott le encantaba manipular
esas cosas con las manos. Ha hecho muchas cosas peligrosas. Esta vez cometió un
error fatal”.
Como dijo un portavoz de la South California Edison:
“Ésta es una prueba más de por qué no se debe jugar con la electricidad cuando
no se sabe lo que se está haciendo”. Aquel viernes trece no hubo estrellas
fugaces para Scott, pero, por lo menos, hizo méritos para ganarse un premio
Darwin.
Fuentes: Fresno Bee, Los Angeles Times, CBS News,
Orange County Register, Channel2000.com, Los Angeles Press-Telegram”.
(ps.019/110).
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