El lector del blog recordará quizás una traducción que hicimos de la “Oda al cometa Halley” del poeta italiano Giovanni Pascoli (http://cometasentrerios.blogspot.com.ar/2014/09/la-oda-al-cometa-halley-de-giovanni.html ).
En
ella la descripción de los pasos del más famoso de los cometas es una imagen de
la inmensidad del cosmos respecto al hombre, una sensación de angustiante
soledad e indiferencia. Pascoli es el gran poeta astrófilo-palabra muy poco
usada pero que define la pasión de los que no trabajamos de astrónomos mucho
más certeramente que “astrónomo amateur”, por cierto, es la palabra que usan
los astrónomos amateurs italianos para definirse a sí mismos: “astrofili”. En
“10 de agosto” la relación con el universo es distinta. El 10 de agosto es la
festividad de la muerte de “San Lorenzo” (el santo, no el club) y casi coincide
con el máximo (13 de agosto) de la lluvia de meteoros de la “Perseidas”, que
son los restos del cometa 109P/Swift-Tuttle. Por ello, en buena parte de Europa
se conoce a esta lluvia como las “lágrimas de San Lorenzo”.
A
diferencia de la poesía que citamos antes, en “X agosto” el universo, las
Perseidas como lágrimas, son un consuelo, un recordatorio de la muerte del
padre. El padre de Pascoli, siendo éste un niño, fue asesinado el 10 de agosto-en
lo que fue el inicio de una terrible seguidilla de desgracias para el pobre Giovanni.
La comparación de las estrofas
centrales es entre una golondrina que vuelve al nido con un gusano en el pico
para sus pichones, muerta antes de llegar como el padre con dos muñecas en
brazos para sus hijas murió mirando el cielo. Casi como único consuelo, el
cielo “infinito, inmortal” llora por este mundo en el que suceden tragedias tan
terribles.
San Lorenzo , io lo so perché tanto
di stelle per l'aria tranquilla arde e cade, perché si gran pianto nel concavo cielo sfavilla. Ritornava una rondine al tetto : l'uccisero: cadde tra i spini; ella aveva nel becco un insetto: la cena dei suoi rondinini. Ora è là, come in croce, che tende quel verme a quel cielo lontano; e il suo nido è nell'ombra, che attende, che pigola sempre più piano. Anche un uomo tornava al suo nido: l'uccisero: disse: Perdono ; e restò negli aperti occhi un grido: portava due bambole in dono. Ora là, nella casa romita, lo aspettano, aspettano in vano: egli immobile, attonito, addita le bambole al cielo lontano.
E tu, Cielo, dall'alto dei mondi
sereni, infinito, immortale, oh! d'un pianto di stelle lo inondi quest'atomo opaco del Male! |
San
Lorenzo, yo sé porqué tantas
estrellas
en el aire tranquilo
arden
y caen, por qué un llanto tan grande
hace
billar el cielo cóncavo.
(….)
Y
tú, Cielo, desde lo alto de mundos
serenos, infinito, inmortal,
¡0h,
con un llanto de estrellas inundas
éste
átomo opaco del mal!
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