THEATRUM COMETICUM (PARTE 5): UN COMETA CON
RAYOS
LIBRO II, CAPÍTULO CCL. Año de Nuestro Señor de 1217. “En
otoño, luego de la puesta del Sol, apareció una estrella ligeramente desviada
hacia el oeste, en dirección a Ariadna. De la estrella rayos con la forma de
vigas (“trabs”, es un término técnico de la astronomía romana y medieval para
denominar meteoros con forma alargada) se vieron subir hasta la mitad del cielo
de manera continua, y luego de algunos días se repitió por segunda vez el
fenómeno, aunque más leve, antes de que la estrella recuperara su forma
original. En el año siguiente, el que transcurrió entre estos cometas, no solamente
hubo un invierno muy atroz y de muchísimo hielo, sino también guerras,
rebeliones, muertes y desgracias de príncipes”.
La descripción de este cometa es, sin dudas, tan
interesante como intrigante. Recordemos que con rayos (“radios”) el latín no se
refiere a los rayos como fenómenos eléctricos, sino a los rayos de la rueda,
por lo que esa es la imagen que tenemos que tener en mente. Sigue siendo indescifrable
que es lo que realmente pasó. Mi primera impresión es que el texto quería decir
que desde el cometa partían meteoros con forma de vigas (una forma conocida de
meteoros, aunque evidentemente se trata de otra cosa, luz zodiacal, auroras
boreales o bien la estela de un meteoro que persiste algunos segundos). Cuando
una noche de viernes, antes de asistir al Club del Western, le comenté mis
dudas a Juan Manuel Biagi, él recordó haber visto “cometas con rayos” y trajo “El
cometa” de Sagan y Druyan para mostrarme viejos grabados, entre los que
reconocí un cometa de múltiples colas del año 1744, cuya imagen compartimos.
Pueden ser ambas explicaciones, el caso seguirá siendo un misterio, aunque
claramente la primera explicación no se parece a nada conocido y la segunda sí.
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