
En nuestro ámbito de conversación, la astronomía amateur,
hay una cierta tendencia a admirar a los divulgadores de la astronomía, es un
sesgo muy común, otro sesgo común es la tendencia a abordar temas cosmológicos
(con aproximaciones divulgativas, obviamente), que parecen ser un tema de conversación
que nos permitiría brillar como “nerds” en las redes sociales. Pues bien, los
héroes de este blog son los astrónomos amateurs que han cimentado la astronomía
cometaria. Y el más reciente de ellos es Guennadi Borisov. Nacido en 1962 en la
entonces Unión Soviética, Borisov trabaja en el mantenimiento de los
telescopios de la Universidad de Moscú y en el diseño de telescopios
experimentales para RosCosmos. No es un astrónomo profesional y, sin embargo,
es más importante que muchos de ellos. Borisov solamente puede observar en su
tiempo libre desde su observatorio personal en Nauchni, en el sur de Crimea. Y
lo hace con telescopios diseñados y construidos por el mismo. Ha descubierto
varios asteroides y nada menos que 14 cometas desde 2013 (todos con su nombre):
C/2013 N4, C/2013 V2, C/2014 R1, C/2014 Q3, C/2015 D4, C/2016 R3, C/2017 E1, C/2019
V1, C/2020 Q1, C/2021 L3, C/2023 T2, C/2024 V1, C/2025 V1 y nada menos que uno
de los tres objetos interestelares, claramente un cometa, el I2 Borisov. El
cometa interestelar fue descubierto con su telescopio de 0.65 metros,
construido en 2019.
Borisov es uno de los últimos héroes de la raza de
los descubridores amateur de cometas. Hoy los descubrimientos los hacen los sistemas
de grandes telescopios automáticos. Él mismo es un pesimista sobre los descubrimientos
de aficionados, que considera próximos a extinguirse. No importa, rindamos más
homenajes a Borisov y menos a Santaolalla.
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