Fuente:
https://theconversation.com/desvelada-la-naturaleza-del-cometa-interestelar-3i-atlas-269565
El desconocimiento y la superstición siguen siendo un caballo de batalla
en nuestra sociedad. En torno al cometa 3I/ATLAS se han publicado numerosos
titulares sensacionalistas, pero de nuevo la evidencia científica, la
interpretación rigurosa y la corroboración de los datos pueden abrirse paso
entre todo el ruido generado. En un artículo anterior recogimos su
descubrimiento y campaña internacional de estudio, en esta ocasión revisamos su
naturaleza y composición.
Composicionalmente similar a los objetos transneptunianos
Desde mi equipo de investigación lidero un reciente artículo que muestra
nueva evidencia sobre la naturaleza cometaria de 3I/ATLAS. Este visitante
interestelar se muestra como un cuerpo similar a objetos transneptunianos
conocidos en el sistema solar, de los que pensamos que proceden ciertas
condritas carbonáceas –los meteoritos más antiguos conocidos–. Nuestro estudio
corrobora la similitud del visitante interestelar con cuerpos helados
transneptunianos.
Nuestro conocimiento sobre meteoritos nos permite ahora ir más allá,
revelando su naturaleza prístina, es decir, su estado más puro, original e
intacto, sin haber sido alterado. Encontramos presencia significativa de hielo
de agua y un contenido en granos metálicos que tampoco es demasiado común en
los materiales formativos de esos objetos transneptunianos en la actualidad,
tras miles de millones de años de exposición a colisiones y otros procesos.
Estas características han sorprendido a la comunidad científica, y
explican su capacidad de desarrollar criovulcanismo –expulsión energética
de gases y partículas– conforme se aproxima al Sol.
Concepto
artístico del comienzo de la actividad criogénica localizada del cometa
interestelar 3I/ATLAS, aquí representada hipoteticamente en proximidad a Marte. Josep M. Trigo (CSIC/IEEC)
Incluso si este primitivo cometa tuvo su origen en un sistema planetario
distante, los materiales formativos no fueron tan diferentes a los de nuestra
vecindad. Una corroboración de que la química que da origen a los planetas, y
que empezamos a comprender, suele reproducirse.
Su peculiar envoltura gaseosa
Uno de los aspectos que han sorprendido más a la comunidad científica es
que la componente gaseosa que forma la envoltura exterior del cometa 3I/ATLAS
es significativamente diferente a la de buena parte de los cometas. ¿Cómo
podemos reconciliar esa evidencia?
En las observaciones realizadas a mayor distancia, obtenidas por los
grandes telescopios que lograron captarlo espectroscópicamente, se detectó la
presencia de monóxido y dióxido de carbono. Se interpretaron como productos de
la sublimación de los primeros hielos, a temperaturas inferiores a las
requeridas para la sublimación de hielo de agua. Generalmente, estos compuestos
no son comunes en la mayoría de cometas, que suelen mostrar una química más
reductora –moléculas en estado reductor–, y están caracterizados por otras
especies químicas como el metano o amoníaco.
Una pista clave en la cambiante luminosidad del cometa
Nuestro análisis de la luminosidad del cometa en función de su distancia
al Sol muestra que, cuando se acercó a unos 378 millones de kilómetros, se
produjo una transición hacia una etapa de sublimación más intensa. En ese
punto, la temperatura, cercana a los –71 ⁰ C, había superado el umbral
necesario para sublimar el dióxido de carbono sólido –hielo seco–. Como
consecuencia, un material líquido de carácter oxidante comenzó a penetrar en el
interior del objeto y a interactuar con sus componentes más reactivos: granos
metálicos y sulfuros de hierro.
En ese momento, diversas regiones de la superficie se activaron y
multiplicaron la producción de gas y polvo micrométrico, incrementando la
luminosidad de la coma en varias magnitudes de brillo. A aquella distancia del
Sol, el cometa salió de su letargo definitivamente para experimentar lo que
denominamos criovulcanismo.
La sublimación de los hielos condujo a una potente desgasificación del
núcleo cometario, generando chorros desde las regiones activas, que rotan. El
núcleo de 31/ATLAS gira sobre sí mismo en unas 16 horas, como concluyó un estudio
reciente.
La magnitud
de brillo del cometa en función del día juliano y la distancia heliocéntrica
(r) en unidades astronómicas. Una flecha marca el comienzo de la activación
criogénica del cometa interestelar 3I/ATLAS y también se indica la localización
del perihelio, punto más próximo al Sol. Imagen adaptada de (Trigo-Rodríguez et
al., 2025) Josep M.
Trigo (CSIC/IEEC)
La explicación a la abundacia de niquel
Tras nuestra investigación, también podemos explicar la sobreabundancia
observada de niquel en la coma del 3I/ATLAS: es consecuencia de los procesos
que tienen lugar en la superficie y el subsuelo del cometa. Concretamente de
procesos conocidos como reacciones Fischer-Tropsch. En ellas, el agua caliente
interacciona con los granos metálicos y genera la catálisis de compuestos
orgánicos complejos. Estas reacciones tienden a favorecer la emisión a la coma
de compuestos de níquel frente a los de hierro.
Es decir, la fuente del criovulcanismo de 3I/ATLAS debe ser consecuencia
de esos procesos de corrosión extensiva de los materiales prístinos preservados
en el interior del visitante interestelar. De hecho, hemos calculado que el
pasado 29 de octubre, durante su punto más próximo al Sol alcanzó una
temperatura media de 4 ⁰ C, permitiendo la extensa participación del agua
líquida y promoviendo la aparición de nuevos criovolcanes, como corroboran nuestras
imágenes.
A la izda. 3I/ATLAS el 17 de noviembre visto desde Breda, Girona,
obtenido por Pau Montplet con un Celestron de 15 cm a distancia focal f:7. A la
dcha. el procesado de Josep M. Trigo con un filtro Larson Sekanina revela los
abundantes chorros que surgen del núcleo de 3I/ATLAS (aquí visible en
negativo). La flecha hacia abajo indica la dirección de la anticola en
dirección solar. (Pau
Montplet/AstroMontseny)
Empleando el telescopio robótico Joan Oró del Observatori del
Montsec (IEEC) hemos podido obtener las imágenes más resolutivas de los
diferentes chorros de gas y partículas de polvo que se desprenden del cometa
3I/ATLAS.
Diferentes
chorros emanando del núcleo del cometa 3I/ATLAS en una imagen obtenida con el
Telescopio Robótico Joan Oró el pasado 13 de noviembre, empleando un filtro
Larson-Sekanina. Josep M. Trigo (CSIC/IEEC)
Estudios previos sobre condritas carbonáceas
Para interpretar los procesos que ocurren en el cometa 3I/ATLAS han
resultado fundamentales nuestros estudios sobre los procesos de alteración
acuosa que experimentaron los llamados asteroides transicionales hace
4 550 millones de años, de donde proceden las condritas carbonáceas,
trabajo que venimos realizamos desde la Sala Blanca de Meteorítica y Muestras
Retornadas y otros laboratorios del ICE-CSCI.
Anteriores trabajos de nuestro grupo de investigación desvelaron el
importante papel de ciertos minerales contenidos en las condritas carbonáceas.
Demostramos sus impresionantes propiedades como catalizadores de compuestos
orgánicos complejos. Asimismo, la composición química de los más cercanos
podría situarlos como interesantes objetivos para la extracción de recursos en
el futuro.
El interés científico sobre el 3I/ATLAS continúa con una campaña
observacional promovida por el International Asteroid Warning Network (IAWN).
Seguiremos participando en el estudio de este cometa interestelar para aprender
más detalles sobre su comportamiento.
Vida en otros mundos
Si asumimos un diámetro kilométrico y una composición condrítica para el
cometa interestelar 3I/ATLAS, la masa estimada sería superior a seiscientos
millones de toneladas. Por tanto, este interesante vagabundo celeste, con su
contenido en hielos, materia orgánica, metales y una gran capacidad catalítica
para generar compuestos orgánicos complejos, parece buscar un entorno propicio
para promover la aparición de vida en otros mundos. Afortunadamente, en nuestro
caso pasará de largo.
Fuente:
https://theconversation.com/desvelada-la-naturaleza-del-cometa-interestelar-3i-atlas-269565
El desconocimiento y la superstición siguen siendo un caballo de batalla
en nuestra sociedad. En torno al cometa 3I/ATLAS se han publicado numerosos
titulares sensacionalistas, pero de nuevo la evidencia científica, la
interpretación rigurosa y la corroboración de los datos pueden abrirse paso
entre todo el ruido generado. En un artículo anterior recogimos su
descubrimiento y campaña internacional de estudio, en esta ocasión revisamos su
naturaleza y composición.
Composicionalmente similar a los objetos transneptunianos
Desde mi equipo de investigación lidero un reciente artículo que muestra
nueva evidencia sobre la naturaleza cometaria de 3I/ATLAS. Este visitante
interestelar se muestra como un cuerpo similar a objetos transneptunianos
conocidos en el sistema solar, de los que pensamos que proceden ciertas
condritas carbonáceas –los meteoritos más antiguos conocidos–. Nuestro estudio
corrobora la similitud del visitante interestelar con cuerpos helados
transneptunianos.
Nuestro conocimiento sobre meteoritos nos permite ahora ir más allá,
revelando su naturaleza prístina, es decir, su estado más puro, original e
intacto, sin haber sido alterado. Encontramos presencia significativa de hielo
de agua y un contenido en granos metálicos que tampoco es demasiado común en
los materiales formativos de esos objetos transneptunianos en la actualidad,
tras miles de millones de años de exposición a colisiones y otros procesos.
Estas características han sorprendido a la comunidad científica, y
explican su capacidad de desarrollar criovulcanismo –expulsión energética
de gases y partículas– conforme se aproxima al Sol.
Concepto
artístico del comienzo de la actividad criogénica localizada del cometa
interestelar 3I/ATLAS, aquí representada hipoteticamente en proximidad a Marte. Josep M. Trigo (CSIC/IEEC)
Incluso si este primitivo cometa tuvo su origen en un sistema planetario
distante, los materiales formativos no fueron tan diferentes a los de nuestra
vecindad. Una corroboración de que la química que da origen a los planetas, y
que empezamos a comprender, suele reproducirse.
Su peculiar envoltura gaseosa
Uno de los aspectos que han sorprendido más a la comunidad científica es
que la componente gaseosa que forma la envoltura exterior del cometa 3I/ATLAS
es significativamente diferente a la de buena parte de los cometas. ¿Cómo
podemos reconciliar esa evidencia?
En las observaciones realizadas a mayor distancia, obtenidas por los
grandes telescopios que lograron captarlo espectroscópicamente, se detectó la
presencia de monóxido y dióxido de carbono. Se interpretaron como productos de
la sublimación de los primeros hielos, a temperaturas inferiores a las
requeridas para la sublimación de hielo de agua. Generalmente, estos compuestos
no son comunes en la mayoría de cometas, que suelen mostrar una química más
reductora –moléculas en estado reductor–, y están caracterizados por otras
especies químicas como el metano o amoníaco.
Una pista clave en la cambiante luminosidad del cometa
Nuestro análisis de la luminosidad del cometa en función de su distancia
al Sol muestra que, cuando se acercó a unos 378 millones de kilómetros, se
produjo una transición hacia una etapa de sublimación más intensa. En ese
punto, la temperatura, cercana a los –71 ⁰ C, había superado el umbral
necesario para sublimar el dióxido de carbono sólido –hielo seco–. Como
consecuencia, un material líquido de carácter oxidante comenzó a penetrar en el
interior del objeto y a interactuar con sus componentes más reactivos: granos
metálicos y sulfuros de hierro.
En ese momento, diversas regiones de la superficie se activaron y
multiplicaron la producción de gas y polvo micrométrico, incrementando la
luminosidad de la coma en varias magnitudes de brillo. A aquella distancia del
Sol, el cometa salió de su letargo definitivamente para experimentar lo que
denominamos criovulcanismo.
La sublimación de los hielos condujo a una potente desgasificación del
núcleo cometario, generando chorros desde las regiones activas, que rotan. El
núcleo de 31/ATLAS gira sobre sí mismo en unas 16 horas, como concluyó un estudio
reciente.
La magnitud
de brillo del cometa en función del día juliano y la distancia heliocéntrica
(r) en unidades astronómicas. Una flecha marca el comienzo de la activación
criogénica del cometa interestelar 3I/ATLAS y también se indica la localización
del perihelio, punto más próximo al Sol. Imagen adaptada de (Trigo-Rodríguez et
al., 2025) Josep M.
Trigo (CSIC/IEEC)
La explicación a la abundacia de niquel
Tras nuestra investigación, también podemos explicar la sobreabundancia
observada de niquel en la coma del 3I/ATLAS: es consecuencia de los procesos
que tienen lugar en la superficie y el subsuelo del cometa. Concretamente de
procesos conocidos como reacciones Fischer-Tropsch. En ellas, el agua caliente
interacciona con los granos metálicos y genera la catálisis de compuestos
orgánicos complejos. Estas reacciones tienden a favorecer la emisión a la coma
de compuestos de níquel frente a los de hierro.
Es decir, la fuente del criovulcanismo de 3I/ATLAS debe ser consecuencia
de esos procesos de corrosión extensiva de los materiales prístinos preservados
en el interior del visitante interestelar. De hecho, hemos calculado que el
pasado 29 de octubre, durante su punto más próximo al Sol alcanzó una
temperatura media de 4 ⁰ C, permitiendo la extensa participación del agua
líquida y promoviendo la aparición de nuevos criovolcanes, como corroboran nuestras
imágenes.
A la izda. 3I/ATLAS el 17 de noviembre visto desde Breda, Girona,
obtenido por Pau Montplet con un Celestron de 15 cm a distancia focal f:7. A la
dcha. el procesado de Josep M. Trigo con un filtro Larson Sekanina revela los
abundantes chorros que surgen del núcleo de 3I/ATLAS (aquí visible en
negativo). La flecha hacia abajo indica la dirección de la anticola en
dirección solar. (Pau
Montplet/AstroMontseny)
Empleando el telescopio robótico Joan Oró del Observatori del
Montsec (IEEC) hemos podido obtener las imágenes más resolutivas de los
diferentes chorros de gas y partículas de polvo que se desprenden del cometa
3I/ATLAS.
Diferentes
chorros emanando del núcleo del cometa 3I/ATLAS en una imagen obtenida con el
Telescopio Robótico Joan Oró el pasado 13 de noviembre, empleando un filtro
Larson-Sekanina. Josep M. Trigo (CSIC/IEEC)
Estudios previos sobre condritas carbonáceas
Para interpretar los procesos que ocurren en el cometa 3I/ATLAS han
resultado fundamentales nuestros estudios sobre los procesos de alteración
acuosa que experimentaron los llamados asteroides transicionales hace
4 550 millones de años, de donde proceden las condritas carbonáceas,
trabajo que venimos realizamos desde la Sala Blanca de Meteorítica y Muestras
Retornadas y otros laboratorios del ICE-CSCI.
Anteriores trabajos de nuestro grupo de investigación desvelaron el
importante papel de ciertos minerales contenidos en las condritas carbonáceas.
Demostramos sus impresionantes propiedades como catalizadores de compuestos
orgánicos complejos. Asimismo, la composición química de los más cercanos
podría situarlos como interesantes objetivos para la extracción de recursos en
el futuro.
El interés científico sobre el 3I/ATLAS continúa con una campaña
observacional promovida por el International Asteroid Warning Network (IAWN).
Seguiremos participando en el estudio de este cometa interestelar para aprender
más detalles sobre su comportamiento.
Vida en otros mundos
Si asumimos un diámetro kilométrico y una composición condrítica para el
cometa interestelar 3I/ATLAS, la masa estimada sería superior a seiscientos
millones de toneladas. Por tanto, este interesante vagabundo celeste, con su
contenido en hielos, materia orgánica, metales y una gran capacidad catalítica
para generar compuestos orgánicos complejos, parece buscar un entorno propicio
para promover la aparición de vida en otros mundos. Afortunadamente, en nuestro
caso pasará de largo.




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